Londres, 24 sep (Prensa Latina) El libro pasaba de mano en mano y era devorado con avidez en los pocos momentos libres que dejaban las largas lecciones de Matemática, Biología o Historia.A veces, alguna osada lo hojeaba a hurtadillas en medio de las clases, atraída por el deseo de avanzar en la trama y por la premura de quienes le pedían terminar la lectura lo más rápido posible para que las demás también pudieran suspirar por los enredos y misterios de Elizabeth Bennet y Fitzwilliam Darcy.Durante aquellos días de beca…
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