París, 3 nov (PL) El asesinato en Mali de dos periodistas de Radio Francia Internacional provocó hoy una profunda conmoción y rechazo a nivel nacional e internacional y evidenció que la estabilidad en el país africano es una quimera.
Ghislaine Dupont y Claude Verlon se habían desplazado a la región de Kidal para entrevistar a Ambeiry Ag Ghissa, un alto responsable del Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA).
Cuando salían de la vivienda de este último, cuatro hombres armados los interceptaron y subieron a la fuerza a un vehículo todoterreno y unos minutos después sus cuerpos acribillados a balazos fueron encontrados a una docena de kilómetros de la ciudad.
El Consejo de Seguridad de la ONU condenó enérgicamente el asesinato y recordó a los grupos armados del norte de Mali que «de acuerdo con el derecho internacional humanitario, los periodistas en las zonas de conflicto armado son generalmente considerados como civiles y deben ser respetados y protegidos como tal».
Mientras, el presidente François Hollande calificó como un acto despreciable este crimen y convocó esta mañana a una reunión de crisis con algunos miembros del gabinete.
Al término del encuentro, el ministro de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, informó que se dieron instrucciones para que todo sea puesto en funciones a fin de encontrar a los responsables de este hecho atroz.
El jefe de la diplomacia anunció también un incremento de la seguridad en Kidal y las zonas vecinas.
Periodistas, dirigentes políticos de diversas tendencias y funcionarios han expresado de manera unánime su condena por el asesinato y sus condolencias a las familias de las víctimas.
No obstante, algunos dirigentes de la oposición comenzaron a cuestionar la intervención francesa en Mali y el supuesto éxito contra los grupos terroristas.
Francia decidió el 11 de enero pasado intervenir en el país africano, a solicitud del gobierno de Bamako, para impedir el avance de los grupos armados hacia la capital de la nación.
En su momento cumbre, la llamada Operación Serval contó hasta con más de cuatro mil efectivos y medios bélicos, aunque después se redujo a unos tres mil, con la llegada de las tropas de la misión de estabilización de Naciones Unidas.
«Si bien la operación permitió impedir la amenaza inmediata del colapso de Bamako, este evento trágico confirma que la estabilización de la zona del Sahel aún es un desafío», declaró Jean-François Copé, presidente de la conservadora Unión Movimiento Popular.
El ex ministro de Defensa Hervé Morin fue un poco más lejos al reprocharle a Hollande haber cometido un error al creer que iba a erradicar el terrorismo.
En un sondeo publicado hoy en la página digital del diario Le Fígaro sobre si Francia debe comprometerse militarmente en Mali, casi 60 de los participantes consideraron que no.