La Habana (PL) Tardes de toros, juegos pirotécnicos y mecánicos, comidas tradicionales, noches con amigos y alguna que otra bebida de por medio, son las memorias que conservan muchos de las Fiestas de Zapote en Costa Rica.
Sin embargo de un tiempo a esta parte la nostalgia cunde entre los de más años ante los cambios experimentados por esas celebraciones decembrinas, acorde con otras transformaciones sufridas por el otrora paraíso centroamericano.
«Las Fiestas de Zapote son una metáfora de los cambios que ha experimentado la sociedad sobre todo en ese campo complejo de relaciones entre cultura y economía, entre tradición y lo que algunos llaman modernidad», considera el historiador costarricense Andrés Mora.
En diálogo con Prensa Latina, vía Internet, el académico comentó que una gran mayoría de los pobladores del Valle Central, y sobre todo de la capital San Josefina, guardan algún recuerdo de infancia y juventud de esos jolgorios.
«Una tarde de toros, el viento frío de los atardeceres de diciembre, los juegos de feria, las comidas, las noches con los amigos y la conversaciones con alguna cerveza, los juegos de pólvora… Esa es la dimensión romántica que todavía uno evoca al llegar el fin de año», expresó.
Pero ahora, lamentó, el redondel se da en concesión a empresarios privados, en tanto la publicidad tapiza todas las tribunas y hasta el más remoto rincón del campo de feria.
Una de las cuestiones más preocupantes es que en los predios de la feria, a donde acuden en masa los jóvenes e incluso menores de edad, las empresas de licores montan los megabares y el alcohol corre todas las noches, señaló.
De acuerdo con Gómez, en la Costa Rica de estos tiempos las televisoras compran los derechos de transmisión de las corridas de toros y son realmente los dueños de las fiestas.
En esta ocasión, añadió, ocurrió la agravante de que un partido político, el ultraderechista Movimiento Libertario, inundó de propaganda las fiestas y los distintos espacios televisivos dedicados a ellas.
Medios de prensa y analistas costarricenses concuerdan en que las Fiestas de Zapote, celebradas esta vez del 25 de diciembre al 5 de enero, devinieron un espectáculo de masas -no exento de delincuencia e inseguridad-, atravesado por una lógica electorera sin precedentes.
Ello está asociado a la cercanía de los comicios generales del 2 de febrero y lo caldeado del ambiente en medio de un panorama marcado por la incertidumbre en torno a los resultados de los comicios, en los cuales el abstencionismo puede superar 11.1 por ciento, según el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica.
Pese a los cuestionamientos a la impronta globalizadora sobre las Fiestas de Zapote, el periódico La Nación destacó la complacencia de los visitantes con el orden, limpieza y seguridad ganados y dijo que ello muestra el apego de ese pueblo a sus tradiciones.
De hecho esta vez esas celebraciones recibieron el galardón de Bandera Azul Ecológica en la categoría de eventos especiales, como reconocimiento a sus organizadores por procurar unas fiestas con buen uso de los residuos orgánicos y reciclables.
Pero el diario de mayor circulación en Costa Rica reconoció en su edición del 5 de enero de 2014 el incremento considerable de los precios de los juegos y las comidas en ese entorno.
También citó al jefe de plaza de la Fuerza Pública, Roy Chavarría, quien informó del decomiso de drogas y dos detenciones por robo entre lo más crítico durante los festejos.
En tanto el Patronato Nacional de la Infancia reportó 40 menores atendidos por consumo de licor y estupefacientes, los cuales fueron entregados a sus padres, según la fuente.
Durante los 12 días del jolgorio, alrededor de 300 visitantes al campo ferial tuvieron que recibir primeros auxilios por accidentes y algunos de ellos fueron trasladados a centros médicos cercanos, 135 de ellos toreros improvisados.
Las corridas de toros, en el redondel de Zapote, siguen siendo uno de los momentos más esperados pero también más riesgoso de estos festejos, por cuanto personas sin experiencia en el ruedo suelen exponerse a las arremetidas de bestias de considerable agresividad en ese ámbito.
Tanto mujeres como hombres, unos por placer y otros en busca de gratificaciones sobre la base de apuestas, son atendidos cada año por los socorristas de la Cruz Roja debido a golpes o cornadas recibidas durante sus intentos de lidiar con los toros, no siempre exentas de gravedad.
Esa práctica data de los momentos iniciales de las Fiestas de la barriada de Zapote, que los historiadores fijan en las primeras décadas de la vigésima centuria, y es una de las que más críticas despierta entre defensores de los animales y ecologistas en suelo costarricense.
De cualquier modo los festejos de San José son un espacio de encuentro de diversos sectores más allá de las diferencias de clase, similar a lo que ocurre en otros lugares del mundo, y pese a la incidencia de la llamada cultura del reggaetón, siguen siendo un pretexto para reunirse amigos y familiares.