Moscú, 1 mar (PL) El recién conformado gobierno ucraniano respaldado por una coalición parlamentaria no inclusiva, emergió eclipsado por la ilegitimidad de las nuevas autoridades, la inestabilidad interna, suspicacias y la impronta de Occidente.
La cúpula política encabezada por el presidente designado por la Suprema Rada (Parlamento), Alexander Turchinov, segundo del partido Batkivschina, usurpó los principales resortes del Poder Ejecutivo y Legislativo del país con apoyo de las brigadas de autodefensa y los sectores extremistas y ultranacionalistas.
Un día después de suscrito el acuerdo entre el presidente elegido Víktor Yanukóvich (2010) y los líderes de la oposición, el 21 de febrero último, para supuestamente estabilizar la situación política interna, Batkivschina y sus aliados Udar (de Vitali Klichko) y la nacionalista Svoboda dieron un giro radical a los acontecimientos con la toma de la Rada y la destitución de Yanukóvich.
En cuestión de horas, la nueva «mayoría» parlamentaria puso en vigor la Constitución de 2004, en tácito desconocimiento de la avenencia que establecía un proceso gradual de reformas constitucionales, y fijó elecciones presidenciales anticipadas para el 25 de mayo.
Rusia persiste en la postura de reconocer como único interlocutor legítimo al presidente Yanukóvich, en tanto las nuevas autoridades y sus decisiones son de dudosa legitimidad.
En reciente comunicado, la Cancillería advirtió que en Ucrania se formó un «gobierno de los vencedores», que incluyó a representantes de los sectores nacional-extremistas.
Quedaron en el olvido los acuerdos para llevar a cabo investigaciones conjuntas sobre los actos de violencia y crear un gobierno de unidad nacional, indicó la nota.
En sentido contrario, y a tono con la posición injerencista que asumió Estados Unidos desde el inicio de la crisis política en ese país de abierto apoyo (político y financiero) a la oposición antigubernamental, el vicepresidente John Biden expresó que la Casa Blanca apoyaba al nuevo gobierno ucraniano.
Al mismo tiempo, el Departamento de Estado hizo ver también el interés de mediar en torno a la situación con Crimea, cuyo Gobierno y Parlamento no reconocen tampoco la legitimidad de las autoridades de Kiev.
El representante de la Comisión Europea Olivier Bailly corroboró el reconocimiento de la jefatura comunitaria al ejecutivo encabezado por Arseni Yatseniuk y dijo que el bloque estaba dispuesto a trabajar con ese gabinete.
No respondió, sin embargo, a la pregunta de si la Unión Europea ya estaba lista a firmar el acuerdo de asociación con Ucrania, una de las metas principales de las tres fracciones ahora en el poder, y que fue aplazado por el entonces primer ministro Nikolai Azarov, el 21 de noviembre pasado por considerar las condiciones lesivas a la seguridad nacional y a la economía ucraniana.
Ayer, Yanukóvich reiteró que sigue siendo el presidente legítimo de Ucrania, que no reconoce su destitución decretada por un parlamento ilegítimo, y tachó de espurias a las autoridades en el poder, respaldas por elementos fascistas.
Igualmente, en un segmento de su intervención en la rueda de prensa, celebrada en Rostov del Don, ciudad del sur de Rusia, afirmó que los responsables de lo ocurrido en su país ante el pueblo ucraniano son los representantes de Occidente, que apoyaron al Maidán.
Calificó de terrible lo que acontece con la participación de personas armadas. Supongo que el guion de este espectáculo no fue escrito en Ucrania, resaltó enfático en alusión a Estados Unidos y a los gobiernos europeos, implicados directamente en la crisis política interna.
El analista Konstantin Bondarenko consideró al recién conformado gabinete como un gobierno populista en tanto muchos de los ministerios fueron cedidos como trofeo a algunos políticos.
Vemos, de otro lado, la usurpación del poder por una única fuerza, Batkivschina (el partido de la ex primera ministra Yulia Timoshenko), que tiene todo el mando. Es el gobierno de Batkivschina y de aquellos que incluyó como sus aliados, sentenció Bondarenko.
En opinión del politólogo ucraniano Evegeni Kopatko, muchos connacionales están dispuestos a respaldar a Yanukóvich ya que no creen legítimas a las nuevas elites políticas.
Hay demasiados ucranianos que aprecian críticamente los planteamientos denunciados por Yanukóvich. Muchas de esas cuestiones formuladas por él son evidentes, sobre todo en relación con la usurpación ilegítima del poder y los hechos directamente asociados, observó Kopatko.
Insistió el también sociólogo, que no se trata del Presidente, sino de la desconfianza y el descrédito de los representantes de la élite ante la población.
De otro lado, la inclusión del partido nacionalista Svoboda en las filas del Ejecutivo y en el control de los cuerpos de seguridad del país ha planteado suspicacias acerca del carácter de ese Gobierno.
El nombramiento de Igor Teniuj, de Svoboda, como ministro de Defensa no puede de ninguna manera interpretarse como una orientación pacífica del nuevo gabinete ucraniano, manifestó el experto Stanislav Byshok.
Byshok recordó que durante las protestas del Maidán, Teniuj llamó al Ejército a la desobediencia de los decretos de Yanukóvich y a pasarse a las filas de los manifestantes opositores. Es además uno de los fervientes contrarios a la presencia de la Flota rusa en Crimea.