Tegucigalpa, 26 abr (PL) La eventual legalización de la venta de la Píldora Anticonceptiva de Emergencia (PAE) airea hoy el debate en torno al aborto en Honduras, donde este tema es tabú bajo el designio de la Iglesia católica.
Mientras la institución eclesiástica esgrime el supuesto carácter abortivo de ese fármaco, conocido también como la píldora del día después, organizaciones feministas aseguran que el mismo contribuirá a prevenir embarazos no deseados en las víctimas de violación.
La controversia, desatada desde finales del mes anterior, se inserta en un contexto social marcado por la lucha de amplios sectores por lograr la restitución de los derechos sexuales y reproductivos de las hondureñas.
Las posiciones encontradas respecto al tema arreciaron cuando el diputado del Partido Nacional y ginecólogo Antonio Leva presentó un proyecto de ley tendente a derogar el decreto que prohíbe el uso de la PAE por cuanto ese medicamento no atenta contra la vida.
Para integrantes de siete agrupaciones defensoras de los derechos de las mujeres en Honduras, es justo derogar la disposición adoptada en 2009 -durante el régimen de facto de Roberto Micheletti- por cuanto limita a las mujeres más allá de la ley que criminaliza el aborto en este país.
Prohibir la comercialización de esa pastilla es una violación a los derechos de las féminas y reduce mucho más las capacidades de estas a decidir sobre sus cuerpos, sexualidad y reproducción, señalaron en un comunicado.
El texto recuerda que está demostrado científicamente que las pastillas anticonceptivas no impactan en la fecundación y mucho menos, inducen al aborto.
Las firmantes del documento concordaron en que la legalización de la venta de ese fármaco contribuiría a reducir la mortalidad materna, ascendente a 76 por cada 100 mil embarazos.
Especialistas coinciden en que la píldora del día después lejos de ser abortiva, debe administrarse en las primeras 72 horas después del acto sexual para reprimir la ovulación en la mujer.