(ng) El peor desastre minero en la historia de Turquía, en el que hasta ahora se reporta un mínimo de 245 muertos, cifra que se prevé incrementará, ha ahondado la división de la sociedad turca con una sucesión de manifestaciones por todo el país.
Al menos 245 mineros han muerto y 120 se encuentran atrapados en la galería, después de que el martes se registrara un accidente en un yacimiento de la provincia occidental turca de Manisa.
Una manifestación sindical en protesta por el accidente ha derivado hoy en enfrentamientos con la Policía antidisturbios en Estambul.
Varios de los mayores sindicatos del país se citaron en la céntrica calle Istiklal para leer un manifiesto contra la privatización de la industria minera y las subcontratas, en su opinión responsables del accidente.
Una muchedumbre de varios miles de personas, según afirmaron testigos, comenzó una marcha hacia la plaza de Taksim pero fue bloqueada por unidades de la Policía antidisturbios tras recorrer la mitad del camino y cargó contra los reunidos con cañones de agua a presión, gas lacrimógeno y balas de plástico.
Ya desde horas antes, en la capital, Ankara, se han registrado enfrentamientos similares, y se están sucediendo protestas en una decena de otras ciudades, entre ellas Esmirna, donde también hubo una intervención policial, según informaron testigos en el lugar.
En Ankara, miles de personas se reunieron en la céntrica plaza de Kizilay y desde allí pretendían dirigirse al Parlamento, pero la marcha fue abortada por los antidisturbios, que intervinieron utilizando gases lacrimógenos.
En un comunicado leído en Estambul, varios sindicatos han anunciado una huelga general para el jueves y han pedido a todos los ciudadanos mostrar su adhesión utilizando ropa, banderas o trozos de tela negra.
En la localidad donde se produjo el accidente, Soma, también se produjo una protesta de vecinos y familiares de las víctimas contra el primer ministro Recep Tayyip Erdogan, que acudió a la localidad para seguir las tareas de rescate.
Decenas de familiares de las víctimas y vecinos de la localidad turca donde se ha producido el accidente, que hasta ahora se ha cobrado la vida de 245 mineros, solicitaron a gritos la dimisión de Erdogan.
Cuando el primer ministro trató de dirigir unas palabras ante decenas de personas congregadas frente al Ayuntamiento, los reunidos pidieron a gritos su dimisión y se produjeron forcejeos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes.
Los guardaespaldas de Erdogan tuvieron que buscar refugio para el primer ministro en un supermercado cercano hasta que las protestas se aplacaron.