Naciones Unidas, 22 may (PL) La Asamblea General de Naciones Unidas acoge hoy dos paneles para analizar el papel de la cooperación en la agenda post-2015 de desarrollo sostenible, en la segunda y última jornada de un evento de alto nivel sobre el tema.
En la sesión matutina, se activará un foro para discutir en torno a la necesidad de fortalecer la colaboración Sur-Sur, Norte-Sur y Triangular como vía de impulso al progreso socio-económico y la generación de empleo sin exclusiones.
Según el programa, en esta parte del encuentro participarán entre otros la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, y el presidente de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón, Akihiko Tanaka.
La jornada de la tarde se centrará en un panel que abordará además el papel de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en la agenda que el año próximo sustituirá a los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
De acuerdo con la portavoz de la Asamblea General, Afaf Konja, al concluir el evento se emitirá un resumen con las iniciativas y propuestas recogidas, en aras de apoyar los trabajos para elaborar el nuevo marco de progreso global en armonía con la naturaleza.
El foro sobre la cooperación es el quinto de los seis de alto nivel previstos este año para respaldar el diseño de metas de desarrollo, que deberán priorizar la erradicación de la pobreza y las desigualdades.
La víspera, países pobres demandaron a los ricos compromiso y voluntad política para que se potencien la colaboración y la transferencia tecnológica.
Al intervenir en la plenaria, la diplomática cubana Tanieris Dieguez advirtió que «La Cooperación Sur-Sur no sustituye a la Cooperación Norte-Sur, sino es un complemento de ésta. Por ello, el peso del apoyo internacional a la implementación de la nueva agenda para el desarrollo no puede caer sobre los países en desarrollo».
En ese sentido afirmó que los estados ricos tienen una responsabilidad histórica con el progreso socio-económico del Sur, porque han levantado su desarrollo sobre las espaldas de los pobres.
Otros países latinoamericanos, como Uruguay y Colombia, demandaron a las naciones industrializadas cumplir con el 0,7 por ciento de su Producto Interno Bruto prometido para la Asistencia Oficial al Desarrollo.