Suecesión monárquica española ante probables turbulencias políticas

Madrid, 2 jun (PL) La abdicación del rey Juan Carlos abrió hoy en España un proceso de sucesión constitucional que el gobierno conservador de Mariano Rajoy intenta realizar lo antes posible, ante probables turbulencias políticas.
El monarca vigente por 39 años anunció sorpresivamente su renuncia a la corona en beneficio de su hijo, el Príncipe de Asturias, quien reinará como Felipe VI, en momentos de grandes dificultades para el sistema monárquico.
Sondeos e investigaciones evidencian la existencia entre la población española de una mala nota para la familia real, a partir de escándalos y acusaciones de corrupción que han salpicado a varios de sus miembros.
Las dudas, incluso, alcanzan la actuación política de Juan Carlos, a quien en un reciente libro titulado La Gran desmemoria, de Pilar Urbano, se le acusa de haber participado en la trama antidemocrática del golpe de estado del 23 de febrero de 1981.
Esta apreciación en relación con la monarquía se vuelve más compleja ante la caída de los dos principales partidos, el Popular (PP) y el Socialista Obrero Español (PSOE) que respaldan la monarquía y el ascenso de otras fuerzas favorables a la República.
Con una salud deteriorada, la abdicación de Juan Carlos se veía como una posibilidad mayor con el paso de los años y, a partir de ese enfoque, las perspectivas de un cambio de la correlación de fuerzas políticas la haría cada vez más compleja.
Para aprobar la sucesión debe pasar una ley orgánica con mayoría absoluta en las Cortes (Senado y Congreso de Diputados), proporción hoy garantizada con los votos del PP, manifiestamente a favor del sistema monárquico.
Para ello el PP cuenta con la anuncia del PSOE, el principal partido de oposición, pero ello puede cambiar ya en 2015 si se reproduce en las elecciones generales la tendencia al voto expresada en los comicios al Parlamento Europeo del pasado 25 de mayo.
Previsiblemente, ninguno de esos dos partidos podrá gobernar con mayoría absoluta, pero el panorama pudiera ser incluso más complicado, pues según sondeos entre los dos partidos no llegarán al 50 por ciento de los votos.
Como tercera fuerza se confirma Izquierda Unida, organización que propone ya un referendo para que la población decida si quiere Monarquía o República, posición respaldada por otros partidos en crecimiento al calor del desencanto con el actual sistema.
Sorpresivamente para muchos el movimiento popular Podemos, con sólo cuatro meses de creado, se ubicó como cuarto partido más votado en las pasadas elecciones  europeas y su líder Pablo Iglesias adelantó también su respaldo a iniciar un proceso de cambio hacia la República.
Movimientos ciudadanos llamaron en las redes sociales a manifestarse a favor del fin de la Corona, mientras en varios municipios, según reportes de medios regionales, aparecieron banderas republicanas hasta en organismos oficiales.
En la mayoría de estos casos, según reportó el diario Público, se trata de representantes de partidos de izquierda, fundamentalmente Izquierda Unida que colocaron las enseñas a título personal.
Sin embargo, en otros como el ayuntamiento de Altafulla (Tarragona) la colocación de la enseña republicana fue impulsada por el propio equipo de gobierno, de acuerdo con la fuente.
El coordinador federal de IU, Cayo Lara, abogó por un referendo para que el pueblo decida si quiere «Monarquía o República; Monarquía o Democracia», porque, precisó, la soberanía corresponde al pueblo y no al rey y es hora de caminar hacia un nuevo proyecto de país.

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