México, 9 jun (PL) Crónica de una muerte anunciada salda asignaturas pendientes de un escritor que en los años 40 se refugió en el periodismo cotidiano, manifestó hoy en México el narrador Juan Villoro sobre la obra de Gabriel García Márquez.
Contada como reportaje, la novela publicada en 1981 es la historia de Santiago Nasar, asesinado con la complicidad de su pueblo, recordó el intelectual este lunes en una charla sobre el Premio Nobel de Literatura 1982.
Durante la primera jornada del XL Congreso del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, Villoro rindió homenaje al creador colombiano, fallecido en esta capital el 17 de abril último, con la conferencia Lo que pesa un muerto. Realidad y ficción en Crónica de una muerte anunciada.
Según el autor mexicano, nunca terminaremos por descifrar el misterio de esa obra maestra de la madurez del Gabo, a la que calificó de la más intrépida de sus narraciones.
Ese estilo, expuso, se fraguó en sus Textos costeños, que escribió el joven García Márquez en periódicos de Barranquilla y Cartagena de 1948 a 1952, y que deben su sello a un remedio que escasea en los botiquines del periodismo contemporáneo: la felicidad celebratoria.
Los años en los cuales Gabo practicó el oficio en Colombia fueron los peores de la violencia y, en esa era convulsa, el cronista convirtió el sentido del humor en principio de resistencia, consideró.
De acuerdo con Villoro, el escritor pensó durante décadas en contar algo que atestiguó de joven, y solo lo hizo cuando encontró la forma de trabajar simultáneamente desde la verdad y desde la fabulación.
Podía abordar el tema como un reportaje o una novela, optó por una ficción, amparada en hechos ciertos que guardan un fondo de misterio, agregó el conferencista.
Refirió que en sus facetas de cuentista, novelista, guionista u autor de reportajes, el colombiano se acogió a formas canónicas, sin mostrar un ímpetu rupturista o experimental.
Sin embargo, manifestó, en sus columnas informativas ensayó recursos de transgresora audacia y aplicó su creatividad para reinventar el agua tibia, como luego la aplicaría para inventar el hielo en Cien años de soledad.
El congreso sobre el mundo de las letras que tiene por sede al Colegio de México se prolongará hasta el próximo jueves con la participación de unos 400 académicos en 100 mesas de trabajo organizadas bajo el tema La literatura iberoamericana entre dos orillas.