MUY SU SOPLADO

Por Guillermo Robles Ramírez

A diario leemos en los periódicos locales de las distintas regiones de nuestra entidad, el incremento de los robos en tiendas de conveniencias y restaurantes. Seguramente en algunas localidades serán más en otros menos, pero en cualquiera de las situaciones no deja de ser un delito en aumento en donde no solo la participación es de una sola persona, sino ya es cometido mínimo entre dos o más rateros de dos patas.

            Cada vez los hurtos en cualquiera de sus modalidades desde el robo de una tienda, restaurante o asalto en plena luz de día en zona centro son más planificados e insensibles como es el caso de quienes utilizan a la gente de la tercera edad para cometer sus fechorías.

            Un ejemplo de ello son algunas personas que se hacen pasar de la tercera edad que al momento de querer subir a un transporte público o bajar fingen hacerlo con dificultad y al momento de que algún ciudadano quiere sacar sus valores y respeto hacia los ancianos para ayudarlo, en ese momento ya es víctima de asalto porque queda encajonado por quienes van a cometer el asalto a la vista de otros ciudadanos que en lugar de ayudar solamente se quedan mirando.

Con esto no se trata de alentar a la ciudadanía a hacer actos de heroísmo siendo evidente que en la actualidad ya no se es posible hacerlo porque se pone en peligro la integridad de uno mismo, pues no se sabe si por andar de metiche los ladrones sacan alguna arma blanca o de fuego para que te asosiegues peligrando tu vida y de pasadita también te despojan de lo mucho o poco que traigas consigo, pero siempre es bueno tener algo que te roben porque hay delincuentes exigentes que se enojan porque no traes nada, metiéndote una tremenda golpiza y después te matan.

Ante los planes cada vez más elaborados para cometer un delito en donde está colaborando gente que en tu vida imaginarías estar involucrados en un hecho ilícito porque el concepto e imagen de esas personas simbolizan inocencia e incluso a cierto grado inofensivo hacia tu persona inspirando una sensación de seguridad en querer auxiliarlos.

En otros casos pueden ser símbolo de confianza como aquellos matrimonios de personas de edad avanzada que también se dedican a la trata de blanca con engaños ofreciendo un trabajo de respeto, llegando hasta el grado de acompañar a su víctima en transporte de un avión para llevarlos a su supuesto destino de trabajo y una vez llegados al inmueble son sometidas y aisladas al mundo exterior.

Ante los problemas del delito común los ciudadanos se encuentran en la actualidad en un estado de indefensión ante la ineficiencia de las policías locales, el sistema jurídico en donde la denuncia personalizada al igual que la anónima se queda en los expedientes congelados.

Incluso existen derechos constitucionales que otorgan a los ciudadanos ese poder para hacer cumplir alguna injusticia como el no tan famoso por ser una irrealidad ese derecho constitucional, pero si escuchando el arresto civil contemplado enla Constitución Políticade los Estados Unidos Mexicanos en su Artículo 16 que a su letra dice: “Cualquier persona puede detener al indiciado en el momento en que esté cometiendo un delito o inmediatamente después de haberlo cometido, poniéndolo sin demora a disposición de la autoridad más cercana y ésta con la misma prontitud, a la del Ministerio Público.” Sin embargo, nadie tiene el entrenamiento, herramientas  y conocimiento legal para no incurrir a alguna ilegalidad en el momento del arresto o que sea lastimado para después se inviertan los papeles en donde el delincuente resulte víctima y rematando con las exigencias dela Comisiónde Derechos Humanos.

Con un panorama así no es de extrañar que la misma ciudadanía se esté deshumanizando como lo que sucede en grandes ciudades y con una gran población que ven como algo normal y sin importancia el observar cuando un ser humano mata a otro por dinero o es atropellado por algún vehículo como ha sucedido en China y la gente ve como si nada el fallecimiento de esa persona, como diciendo: “Muy su pedo”

De continuar ésta ola de delitos en nuestra entidad, no es de sorprender que los coahuilenses con tal de conservar su integridad empiecen a perder valores por cuestiones de seguridad, siendo el inicio de ir perdiendo poco a poco la sensibilidad hasta llegar a un punto de la deshumanización en donde cada vez cuando se vea a una persona mayor o a un menor de edad en peligro o necesidad de auxilio, simplemente la gente no va hacer nada y dirán:  Es su problema o bien, lo tradicional “muy su pedo”. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

Deja tu comentario