Rolling Stones: viaje en el tiempo en el Santiago Bernabeu

Madrid, 23 jun (PL) Con la expectación de al menos dos generaciones, los españoles iniciaron hoy la cuenta regresiva hasta el concierto de los Rolling Stones, viaje en el tiempo hacia una década que sigue pareciendo prodigiosa.
Las 54 mil entradas para ver el próximo miércoles uno de los hechos culturales más llamativos del año fueron vendidas en 11 horas, pese a que la avalancha bloqueó el sistema de ventas por Internet y obligó a miles de personas a hacer colas, incluso bajo la lluvia.
En los Rolling Stones, para muchos la mejor banda del rock del mundo y sin dudas la más longeva, confluyen factores que siguen haciéndolos un fenómeno de masas, además del valor musical de Mick Jagger, Keith Richards, Ron Wood y Charlie Watts.
Muchos padres llegarán al estadio madrileño Santiago Bernabeu acompañados de sus hijos y hasta algunos nietos a ver a sus Satánicas Majestades con aspecto de abuelitos de caras ajadas, pero con una fórmula mágica para permanecer en el tiempo.
Los adolescentes de la década prodigiosa perdieron hace tiempo su imagen juvenil y muchos también los sueños que los enardecieron en tiempos de cambios y revoluciones, tanto armadas como pacíficas, pero eso dejará de ser así  durante un par de horas el miércoles.
Liderados por el septuagenario Mick Jagger los Rolling Stones son los sobrevivientes de una época en que la música, en particular el rock and roll, parecía más genuina, pero ellos supieron adaptarse a todo desde que irrumpieron en el escenario con su aspecto de tipos malos.
Por el camino quedaron sus mayores rivales, Los Beatles, que sucumbieron a problemas internos, aunque antes ya habían dejado de dar conciertos por la incapacidad de sus técnicos de garantizar  espectáculos para multitudes.
Pero los Rolling Stones, surgidos en 1962, lo sobrepasaron todo, desde crisis hasta adaptarse a las nuevas tecnologías y siguen en el camino, ahora con la gira europea 14 on Fire, que tendrá en el Santiago Bernabeu su única presentación en España.
Cada vez que tocan sus seguidores sienten el temor que pueda ser la última y ello se convierte en un pretexto más para cambiar cualquier obligación de gente adulta para irse como adolescentes a ver a un puñado de músicos con rostros marcados por los surcos de los años.
Como desagravio a quienes se quedaron sin entradas, se abrieron dos exposiciones fotográficas, en Madrid y Barcelona, pero nada comparables al deleite de escuchar en vivo canciones de la historia personal de millones de personas, que siguen emocionando a generaciones posteriores.
Para los más jóvenes será el encuentro con mitos musicales que el tiempo, las tendencias de moda, ni la tecnología pudieron sacar de sus tronos; para los más maduros será el regreso a una época en que parecía que todo podría lograrse, hasta llegar a ser un Rolling Stone.

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