Júbilo en Colombia por un triunfo mundialista vaticinado

Por Anubis Galardy

Bogotá, 28 jun (PL) Los colombianos no lo dudaron ni un solo instante, sin que les temblara la voz vaticinaron: vamos a ganarle a Uruguay y hoy se demostró una vez más que, antes de cobrar vida, la realidad es un camino hecho de sueños.
La victoria frente a la selección uruguaya fue irrebatible y la hinchada bogotana estalló en vítores y aplausos apenas el número 10 James Rodríguez disparó el golazo que surcó el aire como una flecha ardiente con rumbo predestinado.
Un solo clamor cruzó de un extremo a otro la ciudad. El número 10 iluminaba la cancha del Maracaná y también la tarde gris que en Bogotá comenzó, de repente, a resplandecer. Cientos de miles de citadinos, ataviados con camisetas amarillas, seguían expectantes los pormenores de un partido colmado de emociones en ascenso.
El segundo gol, también de James, definido, preciso, resuelto casi como una ecuación matemática, anticipaba el final que todos vaticinaron. Sin dejar de ser un juego lleno de misterios, de ilusiones y desilusiones, como lo definen los expertos, el fútbol es también un juego donde no hay casualidades, sino pura lógica.
Un juego que depende de segundos decisivos, solo que esos segundos no pueden localizarse ni predecirse de antemano.
Los ciudadanos de a pie, como el bogotano Ernesto Roncallo, no se cansan de ensalzar a James Rodríguez, pero no sólo por su talento innegable sino también por su modestia, su concepción de cada partido como un empeño colectivo.
Él y David Ospina, un portero increíble, quien parecía tener mil ojos sobre la cancha para frenar cada intento de los uruguayos de hacer entrar el balón en la portería, afirma Roncallo, actuaron como un dúo inderrotable.
Colombia vive hoy una fiesta entrañable, en cada uno de los 32 departamentos de su geografía, sobre todo en aquellos de donde son oriundos los reyes de la selección nacional, como lo reflejan las imágenes televisivas.
Hay festejos aderezados con sancocho de gallina criolla, uno de los platos más preciados. En Cúcuta, la tierra natal de Rodríguez, el pueblo en masa salió a la calle. En Barranquilla, la casa de la selección nacional, el júbilo es imposible de traducir en una escueta reseña periodística.
De visita en Colombia junto a Marc Anthony, el actor norteamericano Will Smith vistió también la camiseta amarilla. En la red social Twitter, una etiqueta rendía homenaje al artífice de estos triunfos con el epígrafe: José Bendito Pekerman.

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