Iraq registra violentos combates en medio de división política

Bagdad, 5 jul (PL) Fuerzas gubernamentales intensificaron hoy los ataques aéreos y terrestres contra milicianos extremistas islámicos en regiones del noroeste de Iraq, en medio de creciente división político-sectaria que aleja la posibilidad de revertir la inestabilidad del país.
El Comando de Operaciones del Tigris señaló que la contraofensiva del Ejército y las fuerzas de seguridad, apoyada por miembros de tribus y voluntarios chiitas, se concentró en las provincias de Diyala, Al-Anbar, Babel y Nínive, donde siguen inamovibles los radicales sunnitas.
Según la fuente, las Fuerzas Armadas abatieron en el norte de Baquba a 38 miembros del Estado Islámico (EI), nombre con el que se identificó el Estado Islámico de Iraq y el Levante (EIIL) tras proclamar un «califato islámico».
En esa operación también se capturaron 30 contenedores de material explosivo C-4 y seis vehículos equipados con ametralladoras automáticas, además de destruir dos casas-bomba en el área de Deli Abbas, en el norte de Baquba, la capital provincial de Diyala.
Las autoridades confirmaron la muerte de un jefe del EI en una localidad de Hilla, la capital de Babel en cuya zona noroeste los islamistas asaltaron con morteros una estación de policía, causando cuatro muertos y 19 heridos.
El canal Al-Iraqiya TV informó, por su lado, que 27 takfiristas (fundamentalistas sunnitas) perdieron la vida y otros 13 sufrieron lesiones por el bombardeo a grupos armados en diversas partes de la occidental Al-Anbar, básicamente en su ciudad cabecera, Ramadi, y en Fallujah.
Otro reporte mostró imágenes de los bombardeos del Ejército iraquí contra posiciones de los extremistas en la norteña Baiji para impedir que se apoderaran de la mayor refinería de petróleo del país, y según datos oficiales, en esa acción perecieron unos 30 irregulares.
Sin embargo, el DAESH, como se sigue denominando en árabe al ahora EI, demolió con explosivos y buldózers santuarios y mezquitas chiitas en Mosul y Tal Afar, urbes que ocupan desde hace casi un mes en la provincia de Nínive.
Los combates fueron también intensos en Tikrit, cabecera provincial de Salaheddin que el Gobierno aseguró haber recuperado.
Sin embargo, los insurgentes difundieron videos probatorios de que la controlan, incluso tras liberar ayer a 46 enfermeras indias que estuvieron más de una semana secuestradas.
El EI prometió más ataques para forzar la caída del primer ministro Nouri Al-Maliki, quien en un desafiante discurso descartó renunciar a su pretensión de ser reelegido para un tercer mandato en tanto su coalición Estado de Derecho fue la más votada en las legislativas de abril pasado.
Por su lado, el clérigo chiita Gran ayatolah Alí Al-Sistani calificó de «fracaso deplorable» la incapacidad del parlamento iraquí de elegir a su presidente en la primera sesión realizada esta semana, y urgió a la unidad de los políticos frente a las atrocidades de los extremistas sunnitas.
Mientras Al-Maliki estimó una responsabilidad moral mantenerse en el cargo para derrotar a los terroristas, su alianza pidió a Estados Unidos esclarecer las razones del prometido apoyo a la llamada oposición moderada en Siria con misiles antiaéreos, pues eso complicará el escenario en Iraq.

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