Washington, 10 jul (PL) El presidente estadounidense, Barack Obama, reclamó hoy al Congreso abandonar la parálisis y avalar la reforma de las leyes de inmigración con el consiguiente beneficio para cerca de 11,5 millones de indocumentados que residen en el país.
Durante un discurso en Austin, estado de Texas, el mandatario insistió en que la reforma resulta beneficiosa para las familias y para la economía.
El viaje al sureño territorio ocurre en medio de una crisis agudizada por la llegada a la frontera meridional del país de unos 57 mil menores sin compañía desde octubre de 2013.
Los republicanos han aprovechado la coyuntura para responsabilizar a la Casa Blanca por esta situación.
Durante una reunión el miércoles en Dallas con el gobernador republicano, Rick Perry, Obama lo invitó a respaldar su reciente plan mediante el cual pide al Capitolio la aprobación de tres mil 700 millones de dólares adicionales para atender el masivo éxodo de menores indocumentados.
Perry es uno de los principales críticos del mandatario, a quien recientemente exigió visitar la frontera para comprobar in situ la situación, si bien la mansión ejecutiva rehusó acceder a la oferta.
La única pregunta es, ¿por qué la delegación de Texas o cualquiera de los otros republicanos que están tan preocupados por este asunto no quieren acelerar el proceso y presentan el proyecto en mi escritorio para que pueda firmarlo y podamos empezar a trabajar en ello?, sostuvo Obama.
Señaló que la oposición a la solicitud de este gasto de emergencia forma parte de un patrón de obstruccionismo republicano, dado que también se han resistido a avanzar en un proyecto de ley integral de inmigración.
En junio del año pasado, el Senado aprobó un proyecto de ley bipartidista que contempla una vía para otorgar, bajo condiciones estrictas y durante un período de por lo menos 13 años, la nacionalidad a inmigrantes ilegales y sin antecedentes penales, en su gran mayoría de origen latino.
El plan, enviado a la Cámara baja, fue secuestrado por la mayoría conservadora que ha esgrimido toda suerte de justificaciones para evitar que la medida avance.
Los republicanos en la Cámara baja sostienen que entregar la ciudadanía a los millones de personas sin papeles equivaldría a otorgar una amnistía para quienes violaron las leyes nacionales.
En medio de tales discusiones, el gobierno de Obama ha mantenido inalterable una agresiva política de deportaciones, lo cual ha propiciado la expulsión de más de dos millones de personas indocumentadas durante sus cinco años de gestión.