La Habana (PL) El uso de biofertilizantes y bioplaguicidas constituye en el mundo -y en Cuba-, una creciente alternativa para encarar las dificultades que afronta la producción agrícola, como los elevados precios de los productos químicos.
Aunque los efectos de estos últimos en el incremento de las cosechas es más rápido y visible, tienen entre numerosos aspectos negativos, que presuponen mayor consumo energético, y lo que es peor, el deterioro de los suelos, de la micro-fauna beneficiosa y de fuentes naturales de nutrientes.
No pocos expertos coinciden en que esos medios de origen químico son potentes contaminantes del ambiente y su uso indiscriminado representa además el consumo por el ser humano de una alta dosis de agro-tóxicos, a la cual se asocian consecuencias nefastas para la salud.
Puede añadirse, entre los perjuicios que provocan, el desarrollo de insectos resistentes a los plaguicidas y los accidentes laborales por intoxicación.
De acuerdo con estadísticas internacionales, un cinco por ciento de los productos para la agricultura comercializados son de origen biológico, lo cual se debe a sus altas cotizaciones, insuficiente divulgación y promoción y, en particular, el limitado desarrollo industrial.
Algunas publicaciones especializadas consignan que anualmente se invierte en plaguicidas químicos un monto cercano a los 30 mil millones de dólares, sobre todo las compañías líderes del agro-negocio, que ponen en primer plano la rentabilidad a despecho del factor salud.
Sin embargo esta realidad está hoy cambiando pues aumenta la actividad de grupos ecologistas que defienden la reducción o no empleo de esos medios, no obstante su efectividad rápida en controlar plagas y fertilizar los suelos.
DATOS ILUSTRATIVOS
Según publicaciones internacionales, ya se emplean a nivel global no menos de 380 millones de dólares en bioproductos, y esta cifra aumenta de manera notable dadas sus ventajas para la agricultura y los ecosistemas.
En estos momentos su utilización en todo el orbe crece anualmente a un ritmo de un 15 por ciento, al considerarse cada vez más como alternativa viable de reemplazo de los productos químicos.
Estimados perfilan que para 2020 se dedicarán a la producción de esos medios ecológicos unos 18 mil millones de dólares, un número que según expertos será mayor que el destinado entonces a la fabricación de los agroquímicos.
De hecho, las compañías que aportan estos últimos están orientando cifras ascendentes a la producción de aquellos, pues saben que su uso será la tendencia predominante.
No es fortuito que organizaciones e instituciones internacionales hagan cada vez más énfasis en la necesidad de producir alimentos sanos para una población en constante crecimiento, lo cual se traduce en un llamado a acudir más a los medios alternativos frente al abusivo empleo de plaguicidas y fertilizantes químicos,
AUGE EN CUBA DE BIOPRODUCTOS
La producción de bioproductos en Cuba, una industria que crece y se multiplica, tiene como antecedente más cercano el surgimiento de la crisis económica que devino tras la desaparición del socialismo en Europa del Este y de la antigua Unión Soviética, los principales socios entonces de esta isla, a la cual suministraban, en condiciones ventajosas para esta, los productos necesarios para su agricultura
Esta se basaba en la disponibilidad de ingentes insumos de fertilizantes y plaguicidas químicos y otros medios requeridos para su producción agrícola, la cual al verse de la noche a la mañana sin esas posibilidades, tuvo que acudir a abonos tradicionales y el control biológico de las plagas, y en esa dirección puso buena parte de la actividad investigativa de las instituciones existentes.
Comenzó así el empleo de métodos tradicionales -incluida la tracción animal- y el desarrollo de la producción urbana de alimentos mediante organopónicos y otras instalaciones.
En entrevista exclusiva con Prensa Latina, el director del grupo empresarial Labiofam, José Antonio Fraga, fundamenta la importancia del uso de los bioproductos:
Dados los efectos dañinos sobre los terrenos y la salud humana del uso excesivo de plaguicidas y fertilizantes químicos, el mundo tiene la obligación -y Cuba es un ejemplo de lo que se puede hacer- de ir sustituyendo esos productos por los de tipo biológico, compatibles con el medio ambiente.
En la actualidad -precisa- se ejecuta en el país un programa prioritario apoyado por la dirección del Gobierno y controlado por los ministerios de Economía y Planificación, y Agricultura, destinado a la producción masiva de bioproductos.
Aledaña a la sede de esa entidad empresarial, situada en la capital, está en fase bastante avanzada la construcción de una planta con capacidad para aportar anualmente seis millones de litros de bioproductos.
Fraga también informa que se iniciaron las labores para la edificación en la central provincia de Villa Clara, de otra instalación similar, mientras que se prevé que en enero próximo comience el montaje de una tercera en Granma, a unos 800 kilómetros al Este de La Habana.
Entretanto, se adaptan instalaciones en estado ocioso en distintos puntos del país para activar aún más la producción de bioproductos y potenciar la capacidad de los Centros Reproductores de Entomófagos y Entomopatógenos existentes en el sector agrícola.
Labiofam centra la producción de bioproductos, una actividad integradora conjuntamente con los aportes de los centros de investigación pertenecientes a la rama y al Grupo Azucarero Azcuba.
Cabe destacar que la entidad tiene a punto de concluir la ejecución de una planta en Tanzania con un doble propósito: contribuir al desarrollo agrícola con la producción de bioproductos y a la erradicación de enfermedades como la malaria a partir de los medios biolarvicidas que también fabricará esa instalación.
UNA AMPLIA GAMA
La empresa dispone de un amplio abanico de producciones en beneficio de la mayoría de los cultivos de la agricultura, desde granos y hortalizas hasta frutales.
Entre esas ofertas figuran plaguicidas, nematicidas, productos contra ácaros, fungicidas, fertilizantes, bioestimulantes, reguladores y otros, no pocos de los cuales han alcanzado notoriedad.
Labiofam, una empresa socialista exitosa, nació en la década de los 60 de la anterior centuria ante el desabastecimiento de vacunas y medicamentos y a fin de lograr el necesario desarrollo de la ganadería.
En la actualidad garantiza casi todos los medicamentos veterinarios requeridos por la nación, tiene plantas biotecnológicas en China, Vietnam, Argentina y otros países para la producción y comercialización de productos biotecnológicos y 82 proyectos de investigación.