El europeo más antiguo era andaluz

Por Miguel Lozano

Madrid (PL) Los vestigios más antiguos del hombre europeo corresponden a Orce, municipio español de la provincia de Granada, donde vivió hace un millón 400 mil años, según investigaciones recientes que contradicen hipótesis aceptadas hasta hoy.
Estudios publicados recientemente en Quaternary Science Reviews, documentan evidencias geoquímicas, mineralógicas y estratigráficas, que apuntan a la existencia de una fuerte actividad hidrotermal en esa región andaluza actualmente casi desértica.
El trabajo fue liderado por el doctor José Manuel García, profesor de la Universidad de Málaga, junto a científicos de paleontología, estratigrafía y botánica del mismo centro y del Instituto Catalán de Paleoecologia Humana y Evolución Social.
El hallazgo explica aspectos insólitos de La Hoya de Baza en el Pleistoceno inferior, hace aproximadamente un millón 500 mil años, como la existencia de un lago que mantenía una lámina de agua permanente durante todo el año.
Estos estudios, según una nota del Instituto Catalán de Paleoecologia Humana y Evolución Social, permiten recuperar las evidencias fósiles de la presencia humana en Europa occidental, fechadas en un millón cuatrocientos mil años.
De acuerdo con la fuente, ello está documentando con precisión en el entorno ecológico y paleoambiental de las comunidades de grandes mamíferos en las que se insertaban estos remotos pobladores, desarrolladas en el entorno de un gran lago salobre.
La investigación explica por que la provincia de Granada fue tan propicia para la vida y la evolución humana y refuerza el valor de la muela desenterrada en Orce en 2002 como el resto humano conocido más antiguo de Europa occidental.
Apenas 20 días después de publicar el hallazgo de la pieza dental, el Journal of Human Evolution retiró temporalmente el estudio dada la polémica provocada, pero dos meses después lo restituyó.
Se trata de una muela de leche perteneciente a un niño de 10 años que vivió hace un millón 400 mil años, de una especie humana desconocida y también presente en Atapuerca (Burgos), bautizada provisionalmente como la especie Ñ.
Las aguas termales de unos 36 grados centígrados impedían el congelamiento del lago en invierno y explican la presencia del hipopótamo gigante del Pleistoceno, que vivía sólo en el agua, del cual se han encontrado numerosos fósiles en Orce.
El megaherbívoro, con doble masa corporal a la de la especie actual, tenía mayor dependencia del agua, pues se alimentaba exclusivamente de vegetación acuática y vivía todo el tiempo en ese medio, a diferencia de sus sucesores, según el investigador Bienvenido Martínez-Navarro.
Este lugar era el balneario del Pleistoceno, en opinión de Paul Palmqvist, paleontólogo de la Universidad de Málaga y uno de los responsables de las excavaciones en Orce.
En declaraciones a la publicación especializada Materia, el experto indicó que según el análisis de los huesos de los hipopótamos la zona recibía más del doble de lluvia que hoy y chimeneas hidrotermales aportaban sales que hacían crecer plantas en el lago y sus alrededores.
El lago de Orce tenía unos dos metros de profundidad y una superficie de 600 kilómetros cuadrados, algo inaudito en Europa, en opinión del paleontólogo.
En su criterio sólo se le asemeja el Valle del Rift, en África, con una falla similar pero más profunda, desde Somalia a Mozambique, que fue el punto caliente de la evolución humana, donde surgieron los australopitecos, la encefalización humana y las herramientas de piedra.
Palmqvist asegura que en Orce confluyen dos fallas, una de Cádiz a Alicante y otra perpendicular en Baza, lo cual explicaría las aguas termales que existieron por 100 mil años hasta que los movimientos tectónicos precipitaron el agua del lago al río Guadalquivir.
Con esta nueva investigación, Orce aspira a ubicarse en un lugar destacado en la historia de la evolución, luego de polémicas como la de la muela y el anuncio anterior del hallazgo de parte del cráneo de un homínido, (el hombre de Orce), el cual resultó ser de un animal.
Pese a todo, Palmqvist reivindicó la importancia del lugar para entender la llegada de los primeros humanos a Europa, 200 mil años antes que la abuela cuya mandíbula fue hallada en la Sima del Elefante, en Atapuerca (Burgos), santuario de estas investigaciones en España.
Según el experto, Orce marcaría el primer momento de colonización de los homínidos en Europa, antes estarían los de Dmanisi, en Georgia, que vivieron a las puertas del continente hace un millón 800 mil años.
Después de Orce, opina Palmqvist,  vivieron los primeros homínidos de Atapuerca, entre 1,2 millones de años y 800 mil años.
Actualmente permanecen vestigios de la actividad termal en los balnearios de Alicún de las Torres o de Zújar y manantiales de aguas menos cálidas de Fuencaliente en Orce, entre otros, convertidos en balnearios.
Auspiciadas por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, las excavaciones continúan en varios yacimientos de la cuenca, cerca de la villa, como Barranco León, Fuente Nueva-3 y Venta Micena,
En la región ha sido hallados unos 25 mil restos fósiles de grandes mamíferos como bisontes, rinocerontes, ciervos, hienas, hipopótamos, y caballos gigantes, muchos con marcas de haber sido devorados por humanos.
Polémicas aparte, el panorama de Orce acerca a lo que sería la vida de aquellos primeros europeos, en un mundo sumamente hostil, en el cual debían defenderse a pedradas de fieras como el Homotherium, un felino del tamaño de un león y tigres de diente de sable.
Eso sí, en un ambiente paradisíaco, un oasis termal que ayudaba a enfrentar los terribles inviernos de la prehistoria.

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