Apareció en Argentina el nieto desaparecido 114, la búsqueda continúa

Por Martin Hacthoun

Buenos Aires, 6 ago (PL) La identificación del nieto desaparecido 114 en
Argentina trajo felicidad infinita a dos abuelas y familias, y esperanzas a cientos más que buscan y ansían encontrar con vida, o al menos conocer el destino, de sus hijas e hijos.
El identificado es un hombre joven de 36 años y, nada menos, que el nieto de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, a quien trajo al mundo en cautiverio su hija Laura María, asesinada inmediatamente después de dar a luz en 1978.
Ignacio Hurban, el nombre que le dieron sus apropiadores, se presentó voluntariamente a un examen de ADN pues dudaba de su real identidad, y conoció el martes 5 que nació de Laura María el 26 de junio de 1978 e iba a llamarse Guido.
La felicidad de Carlotto es compartida, pues en el rompe cabeza que significa hallar e identificar a los desaparecidos, este hallazgo condujo a conocer quién es su padre, igualmente asesinado, Wilmar Montoya, por lo que una segunda abuela, Hortensia Ardura, está a la par feliz.
El terrorismo de Estado que horrorizó al pueblo argentino durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983) dejó una larga estela de muertos y desaparecidos, que organizaciones de derechos humanos afirman ascienden a 30 mil.
Dos emblemáticas organizaciones, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, han venido buscando a sus seres queridos desde su creación hace más de 35 años, incluso bajo el terror de las botas militares.
Como parte de esa lucha se creó en 1992 la Comisión Nacional de Identidad y con ella un banco de muestras de sangre para la realización de exámenes de ADN y así validar los hallazgos e identidades.
Con los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández se potenció la lucha por los derechos humanos, los juicios a los represores y esa necesaria búsqueda de los desaparecidos y la restitución de hijos y nietos.
La historia de Laura María es la de muchas mujeres jóvenes argentinas cuyas vidas resultaron truncadas. A ella la dejaron vivir hasta completar su embarazo, a otras las asesinaron con su hijo en el vientre. Ese fue el caso de Mónica Edith De Olaso, Alicia Beatriz Tierra y Laura Gladys Romero.
Fueron secuestradas embarazadas; sus restos fueron hallados y finalmente identificados el pasado abril. Hasta ese momento, las Abuelas de Plaza de Mayo buscaban a sus hijos hasta que el equipo forense determinó que los militares las asesinaron con los bebés en sus vientres.
Al menos, familiares y las luchadoras por los derechos humanos supieron el triste destino de Mónica, Alicia y Laura Gladys, y los que iban a ser sus hijos fueron contabilizados como los nietos identificados 111, 112 y 113.
El asesinato de Laura María está siendo juzgado, junto con el de otras seis mujeres embarazadas desaparecidas en el Tribunal Federal 1 de La Plata. En el banquillo de los acusados están 21 represores, procesados por crímenes de lesa humanidad. Carlotto, su madre, ya declaró.
La sustitución de identidad, la apropiación de niños, la venta de bebés, el robo de recién nacidos o el engaño a las madres a las que les entregaban un bebé muerto al nacer fueron prácticas habituales en Argentina incluso antes de que el terrorismo de Estado las incorporara a su plan, señala un comunicado de Abuelas de Plaza de Mayo.
Muchos de aquellos bebés, la mayoría, tienen hoy de 30 a 36 años, incluso hay hasta de 55. La mayoría supo, no hace mucho, que la familia con la que se criaron no era su familia de sangre.
Hasta ese momento vivieron rodeados de silencios, ocultamientos y mentiras. Sospechan que han sido víctimas de delitos: adopciones ilegales, tráfico de niños, sustitución de identidad, sostiene la nota.
Ahora, muchos de ellos quieren saber cuál es su origen, conocer su verdadera identidad, y en ese camino se encuentran con obstáculos diversos, que para sortear unificaron su reclamo en un proyecto de ley que ya está en la Cámara de Diputados.

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