Bogie y Baby, de nuevo juntos

Por Charly Morales Valido

La Habana (PL).- «¿Tiene fuego?», le preguntó Lauren Bacall a Humphrey Bogart en la escena inicial de To Have and Have Not (Howard Hawks, 1944), la primera de sus cuatro películas juntos, el inicio de un idilio amoroso que duró hasta la muerte del legendario intérprete, víctima de un cáncer, en 1957.
Casi seis décadas después, Baby partió al encuentro de su Bogie: Bacall, quizás la última gran diva de la época dorada de Hollywood, falleció el 12 de agosto, víctima de un derrame cerebral en la apacibilidad de su hogar, en el mismo edificio a cuyas puertas fue asesinado John Lennon, en 1980.
La noticia sorprendió a muchos, sobre todo a quienes la creían hacía rato en el Más Allá. De hecho, ella bromeó al respecto cuando recogió un Oscar Honorario que le concedieron en 2010, a propósito de sus siete décadas de trayectoria artística.
Tras agradecer a Hawks por darle la oportunidad de trabajar con Bogart, la actriz hizo gala de su temido humor ácido diciendo que se alegraba de estar viva, «algo que seguro ha sorprendido a alguno de ustedes», bromeó.
Cuatro años después partió, finalmente, quien nunca quiso ser llamada una leyenda porque, según escribió en su autobiografía, «todas las leyendas están muertas».
Fue, eso sí, una versátil intérprete que logró trascender el estereotipo de frío símbolo sexual, de femme fatale devora-hombres.
Betty Joan Perske, su nombre real, nació en 1924 en Nueva York, donde estudió actuación, hasta que Bogart la descubrió a los 19 años y fue su pareja en el mencionado clásico de Hawks.
«Esa fue mi gran suerte, porque (Bogart) no sólo era un magnífico actor, sino un hombre extraordinario, que me cambió la vida. Es más, él me dio una vida», dijo en cierta ocasión.
Baby y Bogie, como eran conocidos en Hollywood, volvieron a trabajar juntos en las películas The Big Sleep (1946), Dark Passage (1947) y Key Largo (1948). Se casaron en 1945 y tuvieron dos hijos, Leslie y Steve, quien dijo a la prensa que su madre vivió «una vida maravillosa y mágica, que habla por sí misma».
Durante su brillante carrera trabajó junto a monstruos como Marilyn Monroe, Paul Newman, Sean Connery, Ingrid Bergman, Albert Finney, Peter Ustinov, Gregory Peck o Alec Guinness, con exigentes papeles que le exigían desdoblarse sin perder ese carácter fuerte que la identificaba.
Pese a todo, solamente fue nominada una vez a los Oscar. Ocurrió en 1996, por su interpretación en El espejo tiene dos caras, filme dirigido por Barbra Streisand, y perdió ante la francesa Juliete Binoche por El paciente inglés.
Fue también una laureada actriz de teatro. Tras la muerte de Bogart, cuando todos la llamaban «La Viuda de Hollywood», regresó a su natal New York y tuvo un exitoso paso por Broadway.
De hecho, ganó sendos premios Tony por Applause (1970) y por Woman of the Year (1981).
Aunque también estuvo casada con el actor Jason Robards, el recordado Cheyenne de Érase una vez el Oeste, no cabe dudas de que el gran amor de Lauren Bacall fue Humphrey Bogart, el clásico tipo duro del cine noir, que hace 57 años espera que su chica de ojos verdes y voz de whisky llegue y le pregunte, sabiendo la respuesta: «¿Tiene fuego?».

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