India celebra el cumpleaños de Lord Krishna

Por Alberto Salazar Gutierrez

Nueva Delhi, 17 ago (PL) Justo un segundo después de la medianoche del sábado, millones de hindúes comenzaron a celebrar hoy y por nueve días el nacimiento de Krishna, un travieso dios a quien suele representarse flauta en mano.
En la intimidad de los hogares, en interminables procesiones, en los templos iluminados hasta encandilar, la gente regala con leche y miel y ofrenda sus «pujas» (rezos) a quien junto con Brahma y Shiva integra la trinidad sagrada del hinduismo, la religión que profesa el 80 por ciento de la población de la India.
El Janmashtami, como se le llama a la festividad, se celebra en todo el país y en otros tan lejanos como las islas caribeñas de Trinidad y Tobago donde hay un fuerte componente étnico y cultural indio.
Representado como niño, pastor, guerrero, flautista o conquistador de corazones femeninos junto a su amante Radha, el inefable dios colma de su contagiosa alegría a pobres y ricos, quienes al menos por estas fechas olvidan diferencias sociales y comparten golosinas, frutas y cánticos.
Las celebraciones tuvieron su momento culminante justo de sábado hacia domingo, cuando los devotos se arremolinaron junto a reproducciones de la cuna de Krishna-niño y lo aclamaron a viva voz con la misma devoción con que antes le habían dedicado oraciones, danzas, cánticos, frutas y golosinas.
Los festejos son especialmente lucidos en las decenas de templos consagrados al dios en la ciudad de Mathura (140 kilómetros al sur de Nueva Delhi), lugar en el que supuestamente nació Krishna hace cinco mil 241 años.
También en Mumbai, la segunda ciudad más populosa de la India, donde los más jóvenes forman pirámides humanas -los que arman las más altas reciben premios en metálico- para remedar los esfuerzos de Krishna cuando en sus años infantiles se subía en lo que podía para hurtar mantequilla o leche cuajada.
A fin de evitar indeseados incidentes, hacia los principales escenarios fueron enviados miles de policías con la expresa orden de solo permitir un delito: que el cautivador flautista continúe robándose millones de corazones.

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