Ataque letal en Diyala complica formación de nuevo gobierno iraquí

Bagdad, 23 ago (PL) Influyentes políticos sunnitas se apartaron hoy del proceso para formar el gobierno de Iraq tras un ataque terrorista que causó 68 muertos en Diyala, mientras Estados Unidos presiona y aumenta sus incursiones militares contra extremistas islámicos.
Fuentes del Consejo de Representantes (parlamento iraquí) confirmaron que el presidente de la cámara, Salim Al-Jubouri, y el viceprimer ministro del gabinete saliente, Saleh Al-Mutlaq, suspendieron su participación en las conversaciones con la principal coalición chiita, la Alianza Nacional (AN).
Al-Jubouri y Al-Mutlaq anunciaron que sólo regresarían a las tratativas después de conocer los resultados de las investigaciones que el ministerio del Interior encargó a un comité de alto nivel integrado por oficiales.
La decisión siguió al ataque perpetrado durante los rezos de ayer en una mezquita sunnita de la aldea de Alzerkosh, al sur de Baquba, capital de Diyala, donde milicianos chiitas mataron a 68 personas al infiltrar un suicida entre los feligreses y disparar contra los que huyeron del atentado.
Analistas políticos y miembros de la coalición AN consideraron el asalto en Diyala un golpe a los esfuerzos del gobierno por ganarse el respaldo de sunnitas moderados en el combate a terroristas del Estado Islámico (EI).
Una fuente de seguridad indicó que combatientes chiitas aliados con el Ejército y las fuerzas policiales llevaron a cabo el ataque en represalia por un atentado con bomba que provocó varias bajas mortales en sus filas. Para algunos líderes políticos esos incidentes hacen temer una regresión a los años 2006 y 2007, recordados como los más mortíferos por la violencia sectaria que exacerbó la ocupación militar de Estados Unidos y Occidente.
De hecho, el ataque en Diyala se produjo en plenos cabildeos del primer ministro designado, el chiita Haider Al-Abadi, para sumar a sectores sunnitas moderados al Ejecutivo que pretende formar con criterio incluyente.
La estrategia de Al-Abadi, que medios noticiosos locales aseguran está en línea con las presiones de Washington, va dirigida a restar apoyos a los «takfiristas» (terroristas islámicos sunnitas) del DAESH, acrónimo árabe del EI que domina desde junio vastas zonas del norte y noroeste del país.
El primer ministro saliente y líder del partido chiita Al-Dawa (Estado de Derecho), Nouri Al-Maliki, advirtió que algunos grupos políticos demorarán deliberadamente la formación del gabinete con propuestas y demandas de carteras estratégicas, lo que en principio estimó inaceptable.
La coalición AN descartó renunciar a los ministerios de Defensa y de Relaciones Exteriores en las negociaciones con Al-Abadi para el nuevo gobierno, y rechazó el esquema de anteriores administraciones en el que la Presidencia del país y la cancillería quedaron en manos de los kurdos.
Entretanto, el canciller Hoshyar Zebari confirmó haber recibido una llamada telefónica del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, en la que instó a los bloques políticos a evitar precondiciones y constituir lo antes posible el gabinete de asociación o unidad nacional.
Paralelamente, aviones militares estadounidenses continuaron sus ataques a posiciones de los fundamentalistas armados en regiones de Erbil y Mosul junto con la aviación iraquí, que ayer causaron más de 65 víctimas al DAESH en operaciones en los distritos de Sulaiman Bek, Amerli y Jurf al-Sakhar.

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