Gerardo Martino, el hombre indicado


Buenos Aires, 3 sep (PL).- El director técnico de fútbol, Gerardo Martino, dirige hoy su primer partido al frente de la selección argentina contra Alemania en esa nación europea.
Sus logros deportivos, experiencia mundialista, conocimiento cercano con los referentes de la selección, un estilo de juego definido por encima de los actores que conduce, y su aplomo, lo caracterizan con justeza para este desafío.
En primer lugar, es preciso destacar los logros que obtuvo como entrenador, condición indispensable para aspirar a un seleccionado nacional.
Martino fue campeón de la liga paraguaya con dos equipos (Cerro Porteño y Libertad), hechos que lo llevaron a la selección de Paraguay, a la que clasificó al Mundial de Sudáfrica 2010 donde cayó en cuartos de final ante España, a la postre el campeón. Luego, en la Copa América del año siguiente, Paraguay fue subcampeón de Uruguay.
De vuelta en Argentina, condujo a Newell´s, el equipo de toda su vida, al que primero salvó del descenso, y en el torneo siguiente, lo sacó campeón y lo hizo llegar hasta las semifinales de la Copa Libertadores, con un juego ofensivo y vertical.
Se le presentó una oportunidad irresistible. Conducir a un gigante como el Barcelona, con un plantel que ha marcado la historia reciente del fútbol mundial. Su paso por el club catalán, no tuvo el éxito esperado.
Posiblemente haya sido una etapa de transición: Jugadores que ya habían entregado el máximo de su potencial, otros en la curva descendente de su carrera, y otros que necesitarían trazarse nuevos objetivas para remotivarse, después de haber ganado todo varias veces.
El fracaso de la selección española en Brasil explica en parte este argumento (el Barca había sido la base del campeón mundial en Sudáfrica 2010).
Posiblemente, esa etapa de transición del club catalán, esa meseta, hubiese existido también con otro entrenador sentado en el banco, pero el que lo pagó fue Martino, catalogado por muchos principal responsable de un año magro en títulos.
El paso por el Barcelona sin embargo, le entregó un elemento que será vital en su nueva función: El conocimiento cercano con los dos máximos referentes del seleccionado argentino. Leo Messi y Javier Mascherano.
Leo, el mejor jugador del mundo y el hombre en torno al cual se debe organizar la idea de juego del seleccionado.
Mascherano, el corazón del equipo, el equilibrio de la mitad de la cancha. Uno, líder por juego; el otro, caudillo por temperamento.
Martino los conoce y ese será un punto a favor. Nada mejor para un entrenador que tener buenos intérpretes de su idea dentro de la cancha.
A Martino esta oportunidad le llega en el momento justo de su carrera, por edad y por aplomo.

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