Bogotá,10 sep (PL) La muerte del luchador popular y cantautor revolucionario colombiano Alejandro Gómez Roa, autor de la legendaria canción Cuba sí, yanquis no, deja tras sí una huella entrañable de profunda de vinculación con la isla, un ciclo vital que perdurará para siempre.
Fallecido la víspera de un infarto, a los 79 años, en su casa de Tunza, en el central departamento de Boyacá, su historia está ligada de modo entrañable a Cuba, con la que mantuvo una cercanía y lealtad a toda prueba desde el triunfo mismo de la Revolución liderada por Fidel Castro, que abrió una nueva etapa redentora en 1959.
Su Cuba si, yanquis no, conmocionó a millares de personas en todo el mundo en los inicios de la década de los años 60. En 2001, el líder histórico de la Revolución cubana le diría Alejandro, tu eres un profeta.
Su canción inmortal anticipaba la nueva lucha que se iniciaría en los años 60 por una isla a 90 millas de un poderoso imperio, frente al cual ha mantenido en alto su independencia y soberanía.
En 1960, por petición expresa de Fidel Castro, cantó su canción estelar ante miles de asistentes en el estadio Latinoamericano del Cerro, en La Habana y años después recibió la Medalla de la Amistad del Consejo de Estado de Cuba.
El 26 de julio de este año, su canción vibró de nuevo en el auditorio del Congreso colombiano, en el homenaje a la efemérides del asalto al cuartel Moncada -la gesta que marcaría un vuelco definitivo en la historia de la isla-, tributado por el movimiento de solidaridad colombiano.
El Gran Compañero, como se le conocía por el título que le confirió la Casa Colombiana de Solidaridad con los Pueblos en 1999, se destacó por su temprana adhesión a las causas populares cuando encabezó las protestas estudiantiles contra la dictadura militar de Gustavo Rojas Pinilla en 1954.
A finales de la década del 50 del pasado siglo ingresó en el Partido Comunista Colombiano, en cuyas filas militó hasta el último día de su existencia.
Sufrió persecuciones y prisiones, viajó por los países socialistas y asistió a varios festivales mundiales de la juventud y los estudiantes, siempre con su acordeón y sus composiciones.
Entre sus creaciones sobresalían, además de Cuba sí, yankis no, La solitaria estrella (Que viva Cuba, la bella) también dedicada a la isla; Resiste, Chile, resiste; Nicaragua vencerá; Canto a Palestina y Al pueblo de Farabundo, entre otras.
Abogado de profesión, Gómez Roa trabajó por los presos políticos de su país. Su muerte deja una estela de recuerdos imborrables, símbolo de una vida consagrada a las causas liberadoras de América Latina y el resto del mundo.