Los políticos no aprenden el refrán popular de que “en boca cerrada no entran moscas”.
Es un refrán que nos recuerda que en ciertas ocasiones, es mejor mantener la boca cerrada para no hablar y meternos en problemas ajenos.
Regularmente esto suele pasar cuando nos entrometemos en una discusión ajena, o cuando decimos una mala opinión a alguien de no la solicitó, o cuando hablamos de más y no era necesario.
En general, cuando hablamos cosas sin pensar en las consecuencias, podemos enojar, ofender o herir a las personas con nuestras palabras y sin haberlo planeado, tenemos problemas gratuitos por haber hablado inoportunamente o inadecuadamente.
El político que más se mete en problemas por no mantener la boca cerrada es Vicente Fox Quezada. Dice tantas tonterías, pero no las dice en vano, sino que están siempre cargadas de una intencionalidad, un interés, principalmente, el suyo propio.
Hace unos días, Vicente Fox manifestó que “el ejército no está para respetar los derechos humanos”, cuando trataba de atacar la política de la lucha antidrogas que Felipe Calderón llevó a cabo durante su sexenio. Sus palabras, por no pensarlas debidamente, fueron dagas que se volvieron contra él.
Otro caso reciente es la del exdiputado local de Chiapas por el Partido Revolucionario Institucional, Alejandro García Ruiz, quién en un programa radiofónico expresó que “las leyes, como las mujeres, se hicieron para violarlas”. Aún no se acaban las andanadas de críticas que ha recibido. Las consecuencias serán, sin duda alguna, su desaparición definitiva del ámbito político.
Algo similar sucedió a Ariel Gómez, “el Chunco”, quién siendo diputado federal realizó críticas contra de los damnificados haitianos durante la tragedia que provocó el terremoto en ese país antillano. Ahí terminó con una meteórica carrera política. Perdió todo, pero logró rescatar lo que sabe hacer muy bien: bromear en la radio.
Casos como estos hay muchos en Chiapas y en México, los cuales narrar cada uno de ellos sería interminable. El problema es que ahora no solo la boca mete en problema a los políticos, también su comportamiento y sus comentarios que usualmente solo sirven para meterlos en problemas.
Recordemos también el caso reciente del diputado local de Chiapas, David García Urbina, del distrito de Pueblo Nuevo Solistahuacán, quién fue detenido por andar borracho por las calles tuxtlecas.
También, hace poco, Carlos Manuel Treviño Núñez, ex Secretario de Desarrollo Social del municipio de Querétaro y miembro del Partido Acción Nacional, acaparó críticas al publicar en su cuenta de Facebook comentarios racistas contra el futbolista Ronaldinho, a quien llamó “simio” en un arrebato de cólera, por el congestionamiento vial alrededor del Estadio Corregidora que produjo el debut del brasileño en el conjunto de los Gallos Blancos de Querétaro.
Las nuevas tecnologías de la información y las redes sociales están desempeñando papeles cada vez más importantes en la configuración del comportamiento de la gente, pero los políticos, como siempre, son los últimos en aprender.
Pero ya aprenderán algún día, cuando el infierno se congele.
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