Bolivia, de Bolívar a Evo Morales

La Paz, 9 oct (PL) El 22 de enero de 2006, Evo Morales asumió como el primer presidente indígena de la República de Bolivia.
De esa forma se convirtió en el número 65 de una lista de mandatarios que inició en 1810 el Libertador Simón Bolívar, en un país marcado durante siglos por la inestabilidad política.
Morales, electo primero al frente de la República en diciembre de 2005, asumió en 2010 -luego de aprobarse la Nueva Constitución Política- la jefatura del Estado Plurinacional, con derecho a una reelección, la cual se decidirá el próximo domingo en los comicios generales.
Tras Bolívar, venezolano de nacimiento y quien estuvo en el poder desde el 6 de agosto de 1825 hasta el 29 de diciembre del mismo año, asumió su coterráneo Antonio José de Sucre, conocido como el Gran Mariscal de Ayacucho, quien rigió los destinos del país por poco más de dos años, hasta su renuncia el 18 de abril de 1828.
Desde entonces a la fecha ningún otro extranjero ostentó la presidencia en el país, aunque sí abundaron los presidentes interinos y los de facto, sobre todo porque los golpes militares fueron frecuentes en una nación donde se creía que cualquier militar estaba apto para usurpar el poder.
Hubo años, como 1828, 1841 y 1848, en los cuales Bolivia tuvo cuatro presidentes diferentes y la inestabilidad política campeaba a su antojo, aunque en esa primera mitad del siglo XIX, del 24 de mayo de 1829 al 17 de febrero de 1839, ostentó el poder Andrés de Santa Cruz.
Al gobierno de Santa Cruz, al cual le faltaron dos meses y una semana para cumplir una década, solo se acerca el de Evo Morales, quien de resultar reelecto podría convertirse en la persona con más tiempo al mando de Bolivia, justo a finales de 2015.
De la totalidad de los mandatarios bolivianos, 12 fueron asesinados mientras ostentaban sus funciones o después, entre ellos Gualberto Villarroel, quien fue un héroe en la Guerra del Chaco (1932-1935) contra Paraguay, y protagonizó un golpe militar el 20 de diciembre de 1943 contra el general Enrique Peñaranda, quien había sido electo democráticamente.
Villarroel, quien reconoció a los sindicatos y protagonizó varias reformas profundas como el derecho a pensión y el retiro voluntario, nunca fue del agrado de Estados Unidos por su visión modernista de un país libre, productivo y equitativo.
El 21 de julio de 1946, al año siguiente de aprobarse una nueva Carta Magna y de ser elegido al frente de Bolivia, fue derrocado por una turba que lo lanzó por las ventanas del Palacio Quemado -sede del Ejecutivo- lo golpeó y lo apuñaló antes de colgarlo en la Plaza Murillo junto a varios de sus colaboradores, entre ellos el director de un diario.
Los años posteriores fueron duros para Bolivia, sobre todo desde noviembre de 1964, con el primer gobierno de facto del general José Barrientos, hasta 1982, cuando Hernán Siles Suazo volvió al poder democráticamente.
En menos de dos décadas hubo 20 gobiernos militares y los intentos por restaurar la democracia quedaron en eso.
En la historia boliviana son muchos los casos de jefes de Estado que llegaron al poder tras golpes militares y luego legalizaron su estatus en las urnas, en tanto el último elegido que no pudo terminar su mandato fue Gonzalo Sánchez de Lozada, quien abandonó el gobierno y el país en octubre de 2003 por presión popular.
Por el momento, nueve de los 65 presidente bolivianos viven, el mayor de ellos David Padilla, de 87 años de edad, quien gobernó de facto desde 24 de noviembre de 1978 hasta 8 de agosto de 1979.
El más joven de los vivos es Jorge Tuto Quiroga, ahora candidato por el Partido Demócrata Cristiano, quien fue electo vicepresidente de Hugo Banzer en 1997 y asumió la presidencia en 2001, por enfermedad del ya septuagenario general.

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