Las autoridades federales no quisieron ver, pese a las advertencias, el “foco encendido” que era Guerrero, mientras el gobernador ha dejado clara su incompetencia desde los desastres naturales del año pasado, sentenció ayer la Iglesia Católica.
En el semanario desde la fe, publicación de la Arquidiócesis Primada de México, dice en su texto principal titulado “El país de las matanzas”, que las fallas del gobierno de Ángel Aguirre Rivero llevaron a la entidad a una “espiral de muerte” que llegó a su máximo con el hallazgo de las fosas en Iguala, y recordaron el caso del asesinato de un sacerdote en Altamirano.
Las autoridades católicas recordaron que en 2013 la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) había advertido en un informe especial “la bomba de tiempo, el rezago social y la pobreza del botín llamado Guerrero, entidad abandonada a su suerte, víctima de políticos y del crimen organizado”.
Menciona que el documento reveló que las autodefensas surgieron en siete regiones ante el vacío de poder y legitimaron el uso de las armas para defenderse ante las estrategias ineficaces del gobierno.
“Un año después, las evidencias fueron echadas en saco roto”, asevera y señala que Aguirre, antiguo priista y ahora perredista, no atendió el llamado que hicieran obispos de Acapulco en 2013 para atacar las diversas clases de violencia y el de trabajar por el bien de la sociedad mediante la paz.
Aseguró que la incompetencia del gobernador quedó expuesta con la marginación, la inseguridad y los desastres naturales. Guerrero, indica, “se sumó a la espiral de muerte que tuvo su máximo en el hallazgo de las fosas de Iguala, donde fueron sacrificadas veintiocho personas”.
Pero no sólo culpa al gobierno guerrerense, sino que además afirma que la federación no vio el “otro foco encendido”. “Es el reflejo del peligro latente de vivir en un país como México con graves problemas internos gobernabilidad, seguridad, corrupción y miedo”.
En el texto aseguran que ni siquiera los promotores de la paz y la justicia están a salvo, y hace mención al padre José Ascensión Acuña Osorio, sacerdote de la diócesis de Ciudad Altamirano, quien fue torturado y asesinado, así concluyen que en este sexenio podría considerarse que el sacerdocio es una actividad de las más riesgosas.
“El cumplimiento de la ley es el inicio de la justicia, lo hemos dicho y lo seguiremos repitiendo, la impunidad es la madre de toda violencia e injusticia, no habrá paz y concordia en México si no se empieza por hacer que los culpables de todos estos horrores paguen por sus crímenes. No es búsqueda de venganza, sino sed de justicia”, remata.