No hay que buscar con la «Linterna de Diógenes» alguien mejor que Raúl Plascencia para presidir la CNDH: Eloí Vázquez López.

El presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Raúl Plascencia Villanueva, se encuentra más preocupado a últimas fechas por mostrar una actitud servil ante Enrique Peña Nieto, que en atender e investigar como Comisionado Nacional las vejaciones a los derechos humanos a que han sido sometidos diferentes sectores sociales en sus dos años de gobierno, señaló Eloí Vázquez López.
En su aspiración a reelegirse en el cargo se muestra a modo para que la voluntad presidencial le sea favorable e influya en la decisión que, constitucionalmente, le corresponde al Senado de la República. Su interés está más enfocado en quedar bien con el poder que en demostrar imparcialidad ante la escalada de violencia en contra de reporteros y estudiantes. Los casos más relevantes para la opinión pública, que sin lugar a dudas merecen su intervención, como el de Guanajuato, Tlatlaya y Ayotzinapa, ni siquiera fueron mencionados ante Peña Nieto cuando hubo la oportunidad en el Congreso Internacional del Ombusdman, que se celebró a principios de éste mes en la Ciudad de México.
Durante el evento, Plascencia Villanueva llegó al grado de presentar a Peña Nieto como un mandatario modelo y textualmente dijo ante los representantes extranjeros: “Esperamos que todos los jefes de Estado de la región Iberoamericana puedan seguir (su) ejemplo”. Inocultable e incómodo ha de haber resultado para los presentes que miembros del ejército mexicano ejecutaran civiles y policías municipales desaparecieran estudiantes, pero Plascencia no quiso importunar con temas concretos que cambiarán la imagen internacional que los incompetentes asesores presidenciales le han querido construir al mandatario, acotó Vázquez López.
La imagen que le conviene a México es el de un Presidente de la República que como “el comandante supremo de la fuerzas armadas” que es, asuma la responsabilidad ante el incuestionable abuso de autoridad de éstas en contra de la población civil, y que salga al paso de los problemas reales y los resuelva con la participación de una sociedad civil activa, encabezada por una Comisión Nacional de Derechos Humanos responsable y dinámica, independiente y propositiva. Sin embargo, nos encontramos frente a un “funcionario” apocado por la aspiración; al que sólo le interesa permanecer en el cargo aunque el país se encuentre convulsionado, maquillando y ocultando la basura debajo de la alfombra.
En el colmo de su desesperación por tener algún elemento a favor de su causa personal, solicitó a través de su homólogo boliviano que los defensores ahí presentes firmaran un documento de respaldo a su gestión al frente de la CNDH, no obstante, la moción no tuvo efecto porque la Federación Internacional de Ombudsman (FIO), no debe intervenir en procesos políticos internos de ningún país, en este caso el de México. Es en la ciudadanía donde debe buscar su respaldo el Obdusman y es justamente con el trabajo y la posición que abandona, como debe ser evaluado positivamente.
El papel que ha venido jugando como simple acompañante del Poder Ejecutivo, prende los focos rojos en materia de derechos humanos si se prolonga Raúl Plascencia en el cargo, no se espera que se resuelvan o se presione a las autoridades responsables y mucho menos se atiendan las denuncias de los ciudadanos afectados, además de que ya perdió la oportunidad de ser visto como un defensor independiente.
En esta hora aciaga para los derechos humanos, no hace falta buscar con la «Linterna de Diógenes» un sucesor para Plascencia mejor que él mismo. Existen al menos una decena de hombres y mujeres honorables y respetados, con la integridad y experiencia para encabezar esa Comisión por la que han pasado destacados humanistas y que no merece el nivel que en estos últimos años se le ha dado, concluyó Eloí Vázquez.

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