Brasil: Rousseff garantiza la continuidad de cambios

Por Leovani García Olivarez

Brasilia (PL) La reelección de la presidenta Dilma Rousseff en la segunda vuelta de los comicios asegura la continuidad del proceso de cambios socioeconómicos en Brasil, iniciado hace 12 años por el líder del Partido de los Trabajadores (PT) Luiz Inacio Lula da Silva.
Rousseff alcanzó 51,64 por ciento de los votos y superó por más de tres millones a su adversario del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Aécio Neves, quien obtuvo el 48,36 por ciento.
Se trató de la consolidación y ampliación por otros cuatro años de los programas sociales como Mi casa, Mi vida, y Bolsa de Familia, y de otras medidas que propiciaron el aumento en el 71 por ciento del salario mínimo, el retiro de la pobreza extrema de 34 millones de personas y la creación de 21 millones de puestos de trabajo.
Su victoria estuvo precedida de una intensa y reñida campaña electoral, en la cual se registraron momentos lamentables, en los que el nivel no fue muy alto, debido a las agresiones verbales y falsas acusaciones de sus contrincantes.
Una indagación realizada por el rotativo Folha de Sao Paulo tras la conclusión de los comicios revela que el PSDB manipuló también los resultados de una pesquisa, que otorgaba una amplia ventaja a Neves en Minas Gerais, con miras a influir en los electores.
La publicación de un reportaje por la revista Veja, de corte derechista, con noticias falsas, en el cual señala que la mandataria y el exgobernante Luiz Inácio Lula da Silva sabía de un presunto esquema de corrupción en Petrobras, constituyó otra última estrategia para desacreditar a la postulante del PT y forzar su derrota.
Para Lula da Silva, a pesar de estas sucias maniobras los brasileños dieron una lección extraordinaria de democracia a los políticos en las elecciones del 26 último.
Me siento alegre y agradezco al pueblo por el comportamiento asumido en las urnas, indicó al hacer un llamado a analizar todo el desenvolvimiento de estos comicios para trabajar mejor en los venideros años.
En tal sentido rememoró que en las elecciones no se enfrentaron solo dos rivales políticos, sino también dos proyectos tradicionales opuestos: el del PT, que garantiza los avances sociales y el desarrollo; y otro del PSDB, que en el pasado causó desempleo y salarios bajos.
Analistas políticos señalaron que esta disputa en el segundo turno fue la más apretada desde 1989, cuando el país volvió a tener elecciones directas para escoger al presidente de la República.
El nuevo mandato, que se inicia el 1 de enero de 2015, presagia asimismo un camino escabroso debido a la diversidad de agrupaciones que estarán representadas en el congreso nacional.
Entre las prioridades de la reelecta gobernante figura reconstruir su base de apoyo en el parlamento, el cual estará integrado por diputados y senadores de 28 partidos políticos de los 32 registrados ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
El PT logró 70 diputados, 18 menos que los que tiene actualmente, mientras que su principal aliado, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), obtuvo 66 y perdió cinco puestos, de acuerdo con los datos del TSE.
El PSDB consiguió 54 diputados, 10 más que en la anterior elección, mientras que el Partido Socialista Brasileño (PSB) alcanzó 34 asientos.
Otras formaciones más pequeñas conquistaron también puestos en el Parlamento, lo cual tornará más embarazoso el entendimiento del Gobierno en ese escenario.
Se estima que la jefa de Estado necesitará asimismo del respaldo de una mayoría de legisladores para dar curso a su promesa de impulsar una reforma política, que elimine la financiación de las campañas políticas por los empresarios, garantice más transparencia y mayor participación de la sociedad.
En este sentido, comentaristas alertan sobre la importancia para Rousseff de consolidar la alianza con el PMDB, organización que internamente cuenta con facciones y parlamentarios recelosos con el gobierno del PT.
Diputados de este partido se opusieron el año pasado a las pretensiones de la mandataria de realizar un plebiscito para convocar a una Asamblea Constituyente e impulsar reformas políticas.
Por ello, el presidente del Partido de los Trabajadores, Rui Falcao, destacó la necesidad de movilizar a los grupos sociales y populares para presionar al Congreso, integrado por políticos desinteresados en los reclamos de cambio de la población.
Sólo con movilizaciones vamos a lograr que el Legislativo acepte la reforma política, apoyada por más de siete millones de firmas, y propuesta por la dignataria durante su campaña electoral, manifestó Falcao.
Sea con este Congreso, con el próximo u otro vamos a necesitar de la presión popular para conseguir este objetivo, recalcó al referirse a la resistencia de fuerzas políticas a los cambios exigidos por la ciudadanía.
El máximo representante del PT se pronunció igualmente por la necesidad de lograr una democratización de los medios de comunicación en la nación y por aprobar una legislación para acabar con los monopolios y oligopolios en este sector.
«La Constitución prohíbe monopolios y oligopolios», solo resta incluir a los medios audiovisuales, añadió.
Entre otros retos aparece igualmente incentivar la economía, en especial el sector industrial, controlar la inflación y reforzar el combate a la corrupción, con el refuerzo de las instituciones de control y la sanción de una ley que acabe con la impunidad.
La primera mujer en lograr en 2010 la presidencia del país prometió elevar la calidad de la educación para asegurar la competitividad y lograr disminuir la desigual distribución de las riquezas.
El ambiente político se muestra complejo, pero no parece inexpugnable para el PT y la presidenta del país, que en los 12 últimos años transformaron a Brasil en la séptima potencia del planeta y en un importante actor en el escenario mundial.

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