Asunción, 2 nov (PL) Los asesinatos de 17 periodistas paraguayos ocurridos tras la caída de la dictadura de Alfredo Stroessner en 1989 permanecen hoy impunes y la mayoría de los casos nunca fueron investigados.
El recordatorio fue hecho por el diario ABC Color con motivo del Día Internacional para poner Fin a la Impunidad en los Crímenes contra los Periodistas, celebrado por la ONU en la presente jornada.
En Paraguay sólo el caso del periodista Salvador Medina, asesinado en 2001, cuenta con un condenado como autor material del crimen, pero nunca se supo algo sobre quienes ordenaron su muerte.
Durante el presente año tres reporteros fueron muertos violentamente, el primero de ellos Fausto Gabriel Alcaraz conocido por sus denuncias contra el narcotráfico y abatido a tiros en la ciudad de Pedro Juan Caballero el pasado 16 de mayo, señala el periódico.
Poco más de un mes después, el 19 de junio, Edgar Fernández, un periodista radial que denunciaba hechos de corrupción del Poder Judicial en la radio Belén Comunicaciones de la norteña ciudad de Concepción fue encontrado muerto en su casa con seis disparos en la cabeza y el cuello.
El último asesinato que hoy mantiene en vilo al país fue el de Pablo Medina, corresponsal de ABC en Curuguaty, asesinado el pasado 16 de octubre mientras regresaba de una cobertura periodística a manos de una mafia liderada por el prófugo alcalde del distrito de Ypejhú, Vilmar Acosta.
Medina había denunciado reiteradamente a Acosta y a políticos de la zona por sus vínculos con los productores y traficantes de droga quienes también habían cometido otros crímenes violentos en la zona fronteriza con Brasil.
El periodista viajaba acompañado de Antonia Almada, su joven asistente, igualmente asesinada por los sicarios que dieron muerte al comunicador.
La celebración de este día surge a raíz de una resolución adoptada el año pasado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, que otorgó a la Unesco la supervisión de su aplicación.
El diario recuerda palabras de Irina Bukova, directora general de la Unesco, quien condenó el crimen en Paraguay y dijo que es imposible permitir la impunidad, a la vez que reclamó condiciones de seguridad para los periodistas.
Por su parte, el Sindicato de Periodistas de Paraguay lleva a cabo jornadas de protesta casi diarias en reclamo de prisión para los responsables materiales e intelectuales del doble asesinato, además de protección oficial y empresarial a profesionales que cumplen tareas en zonas de peligro.