Tradiciones en México: Puesto que muero, existo

Por Amelia V. Roque

México, 2 nov (PL) Unas 500 personas caracterizadas como catrinas en el Monumento a la Revolución de ciudad México lograron récord Guinness para dar realce a la popular festividad del Día de los Muertos, que hoy se celebra aquí.
Llama la atención la respuesta capitalina a la convocatoria, que consiguió dotar un amplio espectro de modalidades y colores al atuendo y caracterización de esa figura creada por el ilustrador, grabador y caricaturista José Guadalupe Posada con el nombre de Calavera Garbancera.
Pero este personaje popular mexicano lo inmortalizó el muralista Diego Rivera, quien la bautizó para siempre como catrina y la instaló en lo más profundo de la identidad nacional.
En la actualidad constituye la imagen mexicana sobre la muerte, la cual asalta las celebraciones por el Día de los Muertos, que se festeja 1 y 2 de noviembre (el 1 dedicado al alma de los niños y el 2 a la de los adultos) con múltiples ofrendas, veladoras, flores, tapetes y comidas.
Tampoco faltaron quienes recorrieron el Monumento a la Revolución capitalino con máscaras de calaveras portando carteles que decían: «Todos somos Ayotzinapa», o «Vivos se los llevaron, vivos los queremos», en demanda de justicia, y así se unieron a otras ofrendas en el país.
Aludían a los hechos violentos del 26 y 27 de septiembre pasado en Iguala, estado de Duerrero, donde fueron asesinadas seis personas, entre ellas tres alumnos de la escuela normal rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, y desaparecieron 43 estudiantes de ese plantel, aún sin localizar.
En ese sitio abierto a todos, un altar fue dedicado a los migrantes, representado por un joven que porta una mochila y en otros planos, situaciones por las que atraviesan estos grupos de personas.
Otro altar, en el extremo opuesto, recordó la situación de las ellas en el mundo: «Por falta de opciones, los abortos inseguros son la tercera causa de muerte materna», llama a tener «Hijos por elección y no por azar», y sobre todo, «Demos valor a las mujeres».
La Secretaría de Cultura en la capital mexicana, y las de todos los estados, junto a instituciones afines, ofrecieron un variado programa de actividades para niños y grandes, en estos dos días de festejos y remembranzas, y también para algunos, de incertidumbres.
Mientras, calaveras gigantes irrumpieron el Zócalo de la ciudad de México para rendir un peculiar homenaje a la trascendencia de escritores, con la certeza de que con el legado de su obra continúan vivos.
La megaofrenda «Puesto que muero existo» fue dedicada a Octavio Paz, Efraín Huerta, José Revueltas y Julio Cortázar, entre otro autores, en unas obras para recordar a cargo del César Martínez y colectivos de las Fábricas de Artes y Oficios (Faros) de la ciudad de México.
Y entre todos ellos, las catrinas y las numerosas personas con maquillajes o máscaras, sombreros e indumentarias tan disímiles como gustos hay, evocaron a sus muertos, hicieron peticiones y promesas, y brindaron por la vida.

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