Desde Giza, cerca de las pirámides, un viaje a través del tiempo

Por Moises Saab

El Cairo, 14 nov (PL) En Giza, a corta distancia del estrépito de esta capital, cerca de las pirámides y de la esfinge que fueron una de las maravillas del mundo antiguo, y aún hoy cautivan a quienes las ven, un viaje cuatro mil años al pasado es posible.
Los elementos para lograrlo fueron simples: un almacén abandonado, 32 acres de terreno y la voluntad de un hombre de dar a sus compatriotas una visión explicada del esplendor de los faraones, su casta de sacerdotes y la vida cotidiana de una comunidad que legó a la humanidad 10 inventos capitales aún omnipresentes.
Los egipcios se enorgullecen de haber inventado el Estado, el Gobierno, la agricultura, la astronomía y el calendario, la medicina como ciencia, el embalsamamiento, la religión, la arquitectura, el arte, la elaboración de cerveza, la industria, los perfumes y la construcción de barcos.
Plena de fratricidios y fundamentada en la necesidad de explicarse su mundo y a criaturas, muchas de ellas hostiles y peligrosas como cocodrilos, chacales y serpientes, los egipcios construyeron un panteón teológico que llegó a albergar hasta mil 500 deidades.
El creador de esta especie de parque temático a la egipcia, Hassan Ragab, reservó el viaje introductorio a los principales: Isis, esposa de Osiris y Amón, y se tomó la libertad: insertar la escena de la salvación de las aguas del Nilo de Moisés, quien al andar del tiempo escucharía de Dios los 10 Mandamientos mientras vagaba por el Sinaí.
La Aldea Faraónica creada por Ragab muestra en unos cuadros vivientes los hitos de una sociedad estratificada en la cual la extrapolación de las experiencias de vida y el temor a lo desconocido dieron como resultado una civilización y un medio de producción asombrosos.
Los métodos de cultivo y cosecha, la alfarería, la construcción de embarcaciones, la técnica del embalsamamiento pasan por los ojos de los visitantes en un especie de calidoscopio casi al alcance de la manos.
Otra de las reproducciones es la de un templo, albergues del poder real en el Egipto antiguo hasta el punto que uno de los monarcas más famosos, Akenatón, perdería su poder por su conflicto con la casta sacerdotal cuando trató de introducir el monoteísmo.
También sitio de invenciones que maravillan por su simplicidad y exactitud, como el reloj elaborado en alabastro, que dos veces al día los guardianes del templo llenaban de agua la cual discurría por un agujero tan bien calculado que, comparado con un cronómetro moderno, marcaba los segundos con exactitud.
Para evitar su evaporación durante el tórrido verano egipcio, los sacerdotes lo completaban con una capa de aceite vegetal.
El punto culminante del parque es la replica del sepulcro de Tutankamen, el faraón niño fallecido a los 19 años, según algunos científicos por dolencias congénitas debido a la endogamia común en la familia real para preservar la pureza de la sangre y, acorde con otros, de un severo golpe en la nuca para sacarlo del trono.
La muerte de Tutankamen, origen de leyendas urbanas como la maldición de las momias, que tantas películas clase B ha originado, es otro de los muchos misterios que aún envuelven la historia de este país y lo impregnan de su especial misticismo.

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