Una ofrenda única de Teotihuacan para México

Por Amelia V. Roque

México (PL) Miles de objetos de una asombrosa ofrenda dejaron sorprendidos a arqueólogos y otros especialistas cuando llegaron a 103 metros del túnel del Templo de la Serpiente Emplumada, en Teotihuacan, México.
El Templo de la Serpiente Emplumada o Quetzalcóatl es la tercera construcción de mayor importancia -después de las pirámides del Sol y de la Luna- de Teotihuacan, una de las mayores ciudades prehispánicas de Mesoamérica, a 45 kilómetros del centro del Distrito Federal.
Justo a 103 metros de la entrada del paso subterráneo y a 18 metros de profundidad, tras un quehacer sistemático de exploraciones y estudios, los expertos toparon con este hallazgo que permite conocer más acerca de la cultura teotihuacana.
Cientos de piezas forman parte de este regalo único en que sobresalen cuatro esculturas labradas en piedra, tres figuras femeninas y una masculina más pequeña, ornamentadas con joyería prehispánica de jade y piedra verde, de las que se conserva hasta el hilo donde iban ensartadas las cuentas de los collares.
A estas efigies se suman decenas de grandes caracoles procedentes del golfo de México y del mar Caribe que aparecen graficados, labrados; miles de cuentas de materiales diversos, discos de piritas, pelotas de hule y una caja de madera con decenas de conchas trabajadas y restos de escarabajos.
En las excavaciones los expertos recuperaron unos cuatro mil objetos de madera, un gran hallazgo si se tiene en cuenta que solo hasta el momento, en todo Teotihuacan, habían recobrado una sola pieza de este material, según trascendió.
Y a lo largo del túnel, especialistas, junto a trabajadores con una cuidadosa labor de rescate, encontraron igualmente cientos de recipientes manufacturados en cerámica, restos de fauna, principalmente aves, semillas de tuna, jitomate, maíz y, de forma sorprendente, restos de flores de calabaza y hasta fragmentos de piel, quizás humana, todo lo cual asciende a más de 50 mil piezas.
La espectacular ofrenda antecede a tres cámaras donde pudieran existir depósitos funerarios, restos de gobernantes de la antigua metrópoli, en la vetusta ciudad aún plena de misterios y asombros.
RELECTURA DE ESA ENORME URBE
Teresa Franco, directora general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), subrayó la trascendencia científica del hallazgo, pues el descubrimiento brinda un conjunto de variables que hacen releer muchos aspectos de cuanto fue esa enorme urbe de Teotihuacan.
Destacó que la investigación aglutina un equipo de excelencia, multidisciplinario e interinstitucional, con colaboraciones del exterior, y alabó el quehacer de los trabajadores de la zona arqueológica.
Franco acentuó la tecnología de punta empleada, como dos robots equipados y por primera vez utilizados en México con fines de exploración arqueológica -segundo país en el mundo que usa un recurso de estas características, después de Egipto-, y también georradares, escáners láser de alta precisión, aplicaciones y análisis.
Expertos consideran que esta gran aventura del proyecto «Tlalocan, camino bajo la tierra» representa un parteaguas para la arqueología en el país, con un equipo que encabeza el arqueólogo Sergio Gómez, y constituye una muestra del trabajo de la institución para conocer «ese mundo antiguo mexicano que hoy nos sigue hablando».
METÁFORA DEL INFRAMUNDO
Gómez explicó que el túnel del Templo de la Serpiente Emplumada funcionó desde principios de nuestra era hasta el año 250 aproximadamente, antes de que se construyera La Ciudadela de Teotihuacan, según fechamientos por carbono 14.
Tras seis temporadas de campo y cinco años y medio de trabajos continuos, afirmó que este pasaje subterráneo es similar al túnel que se encuentra debajo de la Pirámide del Sol, y lo encontraron completamente bloqueado.
Desde 2009, cuando iniciaron los trabajos de campo, hasta el momento retiraron 970 toneladas de tierra y piedra, que colocaron los teotihuacanos para bloquear el acceso al túnel, y el propósito ahora es continuar y concluir la exploración el año próximo, precisó.
El experto considera muy probable que ese enorme y maravilloso complejo arquitectónico de La Ciudadela haya sido usado con fines políticos por las elites, por los gobernantes, para fortalecer y justificar el ejercicio del poder bajo el amparo de la Serpiente Emplumada.
A diferencia de otros arqueólogos que han concebido La Ciudadela como un lugar de acceso restringido, Gómez la percibe como un santuario construido para reactualizar año tras año el mito de la creación original.
El túnel fue excavado a 15 metros, porque reafirman estudios de geología sobre la época prehispánica, a esa profundidad entraba el nivel freático, «de manera que los teotihuacanos buscaban que el agua brotara de las paredes del paso subterráneo».
Así reforzó la hipótesis de que el corredor, con entrada de oeste a este, no fue solo un lugar para depositar ofrendas, sino una metáfora del inframundo, «un lugar oscuro, frío y sobre todo húmedo que genera la abundancia, la riqueza y la fertilidad».
La conjetura se corrobora porque, de acuerdo con los mitos prehispánicos, la entrada al inframundo se realiza de oeste a este; los arqueólogos del INAH proponen que en la cosmovisión teotihuacana el sol sale por el este, hace su recorrido por el cenit y desciende para entrar imaginariamente en el inframundo (la galería) y resurgir en la cúspide del Templo de la Serpiente Emplumada, pues el conducto termina justo debajo de ese punto.
Gómez aclaró que el proyecto de investigación contribuye a entender que Teotihuacan fue construida como una réplica de la manera como se concibió el cosmos: arriba la región celeste, en medio el plano terrenal y abajo el inframundo.
En tanto, las expectativas crecen con la exploración prevista el año próximo, a pesar de riesgos de derrumbe, para conocer a mayor profundidad el lugar más sagrado de la cosmovisión mesoamericana, como una ofrenda de los teotihuacanos al México actual.

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