Madrid, 29 nov (PL) El gobierno español y el movimiento independentista de Cataluña reafirmaron hoy sus posiciones discordantes durante la visita del presidente del ejecutivo, Mariano Rajoy, a esa región durante la cual descartó cualquier posibilidad de diálogo.
Rajoy, quien calificó de viaje a ninguna parte la propuesta de elecciones plebiscitarias del presidente catalán Artur Mas para marzo de 2015, ratificó la negativa a conversar sobre la posibilidad de referendo u otra iniciativa dirigida a la independencia.
En un discurso ante militantes de su Partido Popular (PP) en Barcelona, capital de Cataluña, Rajoy negó representatividad a Mas para negociar a nombre de toda la población catalana.
Según su criterio, Mas ignora a dos de cada tres catalanes, en alusión a la votación independentista no autorizada del 9 de noviembre en la cual participaron 2,3 millones de los siete millones de habitantes de esa región del norte de España.
Al comentar el rechazo a la propuesta de negociar presentada por las autoridades catalanas, la vicepresidenta regional, Joana Ortega, lamentó que el presidente del Gobierno no aprovechara para escuchar su primer viaje a Barcelona luego de la votación del pasado día 9.
El coordinador general de Convergencia Democrática de Cataluña, Josep Rull, consideró que el discurso de Rajoy deja sin otra opción que recurrir a las elecciones para darle categoría de plebiscito sobre la independencia.
A nombre de Unión Democrática de Cataluña, su secretario general, Ramon Espadaler, criticó la falta de propuestas de Rajoy a quien acusó de intentar colocar en la ilegalidad a 2,3 millones de personas que acudieron a las urnas el 9 de noviembre.
Aunque pocos esperaban propuestas para solucionar el diferendo, el discurso del jefe de Gobierno español alejó más cualquier diálogo, en lo que ha tomado la forma de una guerra de posiciones o de trincheras que caracterizó los enfrentamientos de la I Guerra Mundial.
Para expresar su interés por Cataluña, Rajoy afirmó que ha visitado esa región 117 veces; lo que para algunos como Espadaler siginificó 117 oportunidades perdidas.
En un discurso de recibimiento al jefe de Gobierno, la secretaria general del PP en el territorio, Alicia Sánchez-Camacho también dio un portazo a la propuesta de reforma constitucional expuesta por varias fuerzas políticas.
La segunda y terceras fuerzas parlamentarias del país, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) e Izquierda unida, consideran necesario -aunque con diferencia de contenido- modificar la Carta Magna para enfrentar el conflicto con Cataluña y otros problemas.
Aunque sin aludir a IU, como hacen habitualmente representantes del PP en un intento de descalificar los criterios de la izquierda, Sánchez-Camacho condenó al PSOE por apoyar una reforma de la Constitución que en su criterio favorecería la ruptura del país.
De cualquier forma, la propuesta de reforma constitucional tampoco tiene respaldo en las trincheras independentistas, que desconfían de un proyecto impulsado por el PSOE al cual acusan de no haber hecho nada por la región durante los 20 años que gobernó.
Sin la opción del referendo o la consulta negociada, con poco margen para la reforma constitucional, la idea de elecciones plebiscitarias en marzo de 2015 se confirma como la vía de mayor aceptación en el movimiento independentista.
Aunque muy probablemente no fue su intención, el viaje de Rajoy parece haber dado un impulso a las fuerzas nacionalistas para limar asperezas con vista a esos comicios.
La propuesta es que los independentistas vayan a las elecciones con una lista única o una alianza, de modo que el nuevo parlamento surgido de la votación tenga un mandato independentista.
A partir de ahí Mas propone establecer un lapso de año y medio para llevar adelante la declaración de un Estado independiente de España, algo con lo que no están de acuerdo algunas fuerzas catalanas, que sin embargo si defienden el derecho a decidir.
Para algunos como el coordinador nacional de Iniciativa per Cataluña verdes, Joan Herrera, Cataluña debe ganar el derecho a decidir, aunque para ello se deba echar del gobierno al PP y a Rajoy.
Cerradas las opciones de un pacto para negociar, el conflicto catalán se despide de un año complicado como empezó: con las banderas desplegadas en trincheras cada vez más hondas, sin perspectivas de ceder posiciones de un lado u otro para llegar a un arreglo.
Gobiernos de España y Cataluña refuerzan guerra de trincheras
Por Miguel Lozano