África: Dos colonizadores europeos

Por Roberto Correa Wilson

La Habana, (PL) Eucaristus de Campos y Savorgnan de Brazza fueron exponentes de una época de pugnas y ambiciones. El primero, originario de Portugal, y el otro, de Francia, dejaron su impronta en Países de África, y el nombre del segundo sirvió para denominar a una capital.
El nombre de Eucaristus nunca hubiera aparecido en documentos históricos de África sin su obsesiva  participación en el siglo XVIII en el comercio de esclavos en la antigua Dahomey, actual Benin después de la independencia.
El lusitano no inició la trata de esclavos aunque si lo hicieron sus compatriotas dos centurias antes, en el siglo XVI, cuando Brasil  era una colonia de Portugal, y había necesidad de mano de obra para las plantaciones agrícolas.
Los propietarios consideraban que sus haciendas sólo podrían prosperar utilizando esa fuerza laboral traída desde el lejano continente y demandaban más esclavos a los traficantes que obtenían cuantiosos ingresos con la trata.
PUNTO DE PARTIDA
En la formación histórica de Dahomey incidieron dos movimientos migratorios: el de los hueda y los agassouvi. Los contactos iniciales de la población autóctona con los europeos datan del siglo XIV con el arribo de los primeros navegantes portugueses a las playas de esa nación del África Occidental, al igual que lo hicieron con otros
lugares de la región.
En un principio la relación entre europeos y africanos se limitó a un modesto intercambio comercial fundamentalmente, con las poblaciones que habitaban próximas a las costas.
En el siglo siguiente los portugueses no mostraron interés en penetrar en el interior de Dahomey para ocupar todo el territorio, y sólo se establecían factorías en el litoral.
Una centuria más tarde, en el XVI, los portugueses comenzaron a Desarrollar el comercio de esclavos, en un principio lentamente, pero después de forma acelerada, a tal grado, que el territorio fue una de las zonas más explotadas en ese sentido en el África Occidental.
De los miles de africanos arrancados de tierra dahomeyana y enviados a América y el Caribe, muchos quedaron en el Océano Atlántico como consecuencia de las pésimas condiciones impuestas durante la travesía.
Es en 1752, en pleno siglo XVIII, cuando Eucaristus de Campos emerge como una  figura importante en el tráfico de esclavos que se organizó en el reino de Porto Novo, a donde había llegado alegando fines comerciales.
El portugués ocultó sus verdaderas intenciones. Utilizando diversas artimañas incitó al soberano nativo para que colaborara en la trata. El poco entusiasmo mostrado por el rey para participar en la cacería de africanos provocó la indignación de Eucaristus, hombre agresivo y autoritario.
Bajo presiones y amenazas el comercio de esclavos de Eucaristus se extendió hasta 1757 cuando abandonó el país. En sus seis años en el reino de Porto Novo, fue uno de los europeos que más se esforzó en promover la trata en suelo africano.
Esa fue la huella dejada por Eucaristus de Campos en el antiguo Dahomey, un
país que al alcanzar la independencia en el siglo XX había sido víctima de la esclavitud y el colonialismo.
SAVORGMAN DE BRAZZA
A principios del siglo XIX Francia habían desplazado a los portugueses de los territorios que ocupaban, Gabón y Congo (actual República del Congo), y pugnaba con Gran Bretaña como los dos mayores imperios coloniales en África.
El origen de la ulterior África Ecuatorial Francesa estuvo ligado de forma muy directa a la conquista de Gabón, primer asiento francés en esa costa del Océano Atlántico.
Esa conquista se estableció mediante un tratado firmado en 1839 por Benet Willaumez y el jefe tribal local Louis Dowe, denominado en inglés como el rey Denis. El establecimiento de semejantes acuerdos siempre  llevaba desventajas a la parte africana.
Los franceses presentes en Congo y Gabón construyeron factorías en las costas y luego iniciaron expediciones hacia el interior, tras crear en 1849 la ciudad de Libreville, actual capital gabonesa, que también fue el primer centro administrativo del Golfo de Guinea.
Las expediciones fueron llevadas a cabo por miembros de la marina francesa, circunstancias en las que aparece en el escenario congolés Savorgnan de Brazza, quien realizó su primera incursión por el río Oggoue, atravesando posteriormente en 1875 el río Congo, el más caudaloso del continente.
Brazza, enviado por las autoridades francesas, y en quien confiaban para llevar a cabo exitosamente su misión colonizadora, durante su primera gira entre 1875 y 1878 atravesó a pie el territorio de Congo.
En su segunda expedición (1879-1883), se firmaron tratados con el rey Makoko, soberano de los tekes, con el fin de asentar el dominio sobre esa parte del África Central, e impedir similares intentos por el grupo dirigido  por el inglés Stanley, por la otra orilla del río entre 1874 y 1877.
Brazza impuso una especie de protectorado  y se pronunció por métodos pacíficos de colonización, mientras en la práctica se procedía al exterminio de poblaciones enteras cuando ofrecían resistencia a la presencia extranjera.
En 1881 el gobierno de Francia designó a Brazza Comisionado, y todas las tierras conquistadas desde Gabón hasta el Congo quedaron bajo su autoridad en 1883, luego de reformas en el sistema de colonización, que incluyeron la extensión de poderes a los gobernadores.
La Conferencia de Berlín celebrada en 1884-1885 en la cual las potencias
europeas realizaron el reparto de África, afirmó el dominio colonial de Francia sobre Gabón y Congo, que junto a otras colonias formaron la denominada África Ecuatorial Francesa.
Cumplida su misión colonizadora en Congo, Savorgnan de Brazza dejó entre otras herencias, su nombre a la capital del país: Brazzaville.

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