(Agencias) El cuerpo del sacerdote Gregorio Gorostieta López, secuestrado la noche de domingo a lunes pasado en Ciudad Altamirano, Guerrero, fue encontrado ayer con el tiro de gracia en la parte posterior del monumento al general Lázaro Cárdenas del Río, sobre la carretera federal Iguala-Ciudad Altamirano, a la altura de Tlapehuala.
Gorostieta López fue interceptado por un comando armado en la cabecera municipal de Ciudad Altamirano, en la Tierra Caliente guerrerense.
Los secuestradores del sacerdote en ningún momento se comunicaron para solicitar rescate.
El cuerpo fue encontrado en la parte de atrás de la cabeza tallada en roca del general Lázaro Cárdenas, en inmediaciones de la colonia Benito Juárez de Tlapehuala.
El sacerdote era conocido en toda la región y los feligreses que han estado pendientes del caso dieron la voz de alerta respecto a la posibilidad de que se tratara de él.
Se desempeñaba como maestro en el seminario de Ciudad Altamirano, cabecera municipal de Pungarabato, una de las 22 alcaldías de Guerrero incluidas en el Operativo Especial de Seguridad Tierra Caliente
Este jueves, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) publicó una denuncia de Maximino Martínez Miranda, obispo de Ciudad Altamirano, en la que reportó la desaparición del sacerdote.
El obispo Martínez señaló que desde la madrugada del 22 de diciembre se desconocía el paradero del sacerdote.
Explicó que el padre López llegó cerca de la medianoche al seminario de Ciudad Altamirano para oficiar varias misas y participar en una pastorela y una kermés.
«Al recabar las versiones de los seminaristas y las hermanas religiosas se llegó a la conclusión, que personas ajenas al Seminario, estuvieron revisando las instalaciones por la tarde noche del domingo. Algunos seminaristas que iban llegando de las diferentes parroquias, vieron entre la oscuridad que algunas personas extrañas merodeaban el lugar. Todo indica que al padre Gregorio lo obligaron a salir en su camioneta», dijo el obispo.
López Gorrostieta era originario de Las Piñas, Estado de México.
Anteayer miércoles el obispo de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Alejo Zavala Castro, lamentó que la violencia haya tocado a la iglesia católica, y señaló que este año murieron dos sacerdotes y dos más fueron secuestrados, además de que varios más han sido amenazados.
En la Tierra Caliente de Guerrero, en el municipio de San Miguel Totolapan –aledaño a Altamirano–, en septiembre pasado fue asesinado el sacerdote Ascencio Acuña Osorio.
El 30 de abril, tras oficiar una misa en Chilapa desapareció el sacerdote de origen ugandés, John Ssenyondo, cuyos restos fueron hallados en una de las fosas clandestinas descubiertas en Zitlala, municipio aledaño a Chilapa, en la región de La Montaña.