Las aplicaciones de los Sistemas de Información Geográfica (SIG) en Arqueología pueden ser aprovechadas para la protección, conservación y difusión del patrimonio cultural, ya que permiten el manejo y procesamiento eficiente de grandes volúmenes de datos en diversas escalas, su integración con información ambiental particular y su representación gráfica.
Así lo expresaron los especialistas Héctor Pérez García y Héctor Víctor Cabadas Báez, al hablar del “Análisis de Patrón de Asentamiento en la Cuenca del Río Tuxpan–Pantepec a través de Sistemas de Información Geográfica”, durante su participación en el Primer Congreso de Arqueología de la UAEM “Nuevas tendencias en arqueología”, organizado por el Centro Universitario UAEM Tenancingo.
Señalaron que el carácter propio del objeto de estudio de la Arqueología obliga a la intervención de investigadores de diversas profesiones y disciplinas científicas, ocurriendo procesos tendientes al desarrollo de trabajos de carácter interdisciplinario y transdisciplinario que construyan nuevas experiencias y aportes metodológicos que permiten acceder a conocimientos amplios e integrales sobre los fragmentos de la realidad.
Abundaron que una de las corrientes en la llamada Arqueología del Paisaje gira en torno a la aplicación de modelos de análisis locacional, que se apoyan en herramientas geoespaciales de diversas plataformas, enfocadas en plantear procedimientos que permitan dar cuenta de las dimensiones del paisaje, incluyendo el análisis de patrón de asentamiento.
Al respecto, Pérez García y Cabadas Báez explicaron que al realizar el análisis espacial de las evidencias de ocupación durante el periodo posclásico tardío en el área de estudio, se integró la información arqueológica y ambiental, a través de un modelo de análisis espacial raster y procedimientos geoestadísticos.
Esto permitió, dijeron, la identificación de las tendencias en la distribución de los asentamientos y validar hipótesis sobre las dimensiones y características de las unidades político-territoriales llamadas Altepetl, en nahua, o Bichou, en teneck, a la par de una propuesta sobre la ubicación de las zonas de producción agrícola y la orientación o función de los asentamientos de la muestra, a partir de los resultados del análisis.