La Habana (PL) Las elecciones legislativas suecas plantearon un giro político en 2014 para ese país tras la victoria del opositor Partido Socialdemócrata (PS) y la consiguiente reanimación de esa corriente política, con bajos niveles de confiabilidad entre el electorado europeo.
También acarreó un buen resultado para la ultraderecha, al ascender los Demócratas de Suecia (DS) como tercera fuerza parlamentaria, y hacer así más complejo el panorama actual y el futuro de la nación escandinava, según comentó la prensa nacional.
Múltiples titulares, como «Septiembre fue el mes crucial para la política en Suecia», ocuparon por esos días las páginas de los principales diarios del país, entre ellos Aftonbladet.
Las encuestas previas a los comicios lo vaticinaron y la realidad lo corroboró de manera casi exacta: el PS ganó con un 43,7 por ciento del total de votos, ante un 39,3 de la Alianza, coalición de centroderecha gobernante.
Pero ese resultado, aunque le permitió volver a ser el dominador tras ocho años en el poder de la Alianza, no le fue suficiente al partido de Stefen Lofven para alcanzar una mayoría absoluta, a pesar de las buenas nuevas sobre la recuperación de Estocolmo, Gotemburgo y Malm, tres de las ciudades más grandes de Suecia.
Iniciativa Feminista, formación que, según los sondeos publicados, pudiera haber apoyado al gobierno presidido por el PS, no pudo superar la barrera mínima del cuatro por ciento y quedó fuera del Parlamento.
Así, DS, con el 12,9 por ciento de los votos, remontó y desplazó al Partido Moderado (PM), presidido por el entonces primer ministro, Fredrik Reinfeldt.
Lofven y su partido socialdemócrata tuvieron que unirse a los Verdes, quienes terminaron con el 6,8 por ciento del total de sufragios, pero se negaron a hacerlo con el Partido de Izquierda (PI), como estaba previsto tras reiterados intentos durante la campaña electoral por mostrarse alejados de los mismos.
Todo ello complicó en gran manera la futura conciliación y formación del ejecutivo, dada las importantes divergencias existentes entre las citadas formaciones.
Según reportes difundidos en medios locales, esas discrepancias alcanzan cuestiones como la energía, el papel del sector privado en la sanidad, la educación o la urgencia de deshacer las reformas liberalizadoras del gobierno saliente.
Luego, sorpresivamente, apenas 24 horas después de darse a conocer los resultados oficiales de las elecciones, Reinfeldt presentó, el 15 de septiembre, su dimisión ante el Parlamento.
En esa ocasión, anunció, además, que abandonaría en los próximos meses la dirección del PM, un cargo por el cual respondía desde 2003.
A esos acontecimientos que, de acuerdo con un artículo publicado en Aftonbladet, removieron el suelo político sueco, siguió el 29 de septiembre el nombramiento del socialdemócrata Urban Ahlin como presidente del legislativo.
Según el rotativo, Ahlin cuenta con una vasta experiencia, que avalan cuatro años como presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores en el Parlamento entre 2002 y 2006 y su mandato se extenderá hasta 2018.
La confirmación de Lofven como Primer Ministro llegó el 2 de octubre, con 132 votos a favor, 49 en contra y 154 abstenciones.
El sistema sueco plantea que no es necesario recibir el apoyo de la mayor parte de los miembros de la Cámara para ser como jefe de Gobierno; sólo basta con que no haya una mayoría en contra.
Todo lo anterior generó noticias, sorprendió, dejó en desconcierto, mantuvo en jaque a Suecia, sin embargo, fue a inicios de diciembre cuando la incertidumbre alcanzó niveles impensables, como señalaron en sus estudios los analistas políticos.
Lofven anunció, tras dos meses en el poder, la convocatoria a elecciones anticipadas el 22 de marzo próximo, tras el rechazo parlamentario a los presupuestos para 2015.
Suecia se encuentra en una situación difícil, aseguró Lofven, quien criticó entonces a la oposición de centroderecha por no querer renegociar el plan de propuesto.
No asumen, simplemente, su responsabilidad para frenar la influencia de la ultraderecha, cuyo apoyo resultó determinante para que no se aprobara el proyecto del Gobierno, subrayó el titular.
Agregó que no tomará la iniciativa de nuevas negociaciones sobre el tema del presupuesto, al anunciar en una inusitada conferencia de prensa en Estocolmo los primeros comicios anticipados desde 1958.
Con el resultado de la votación, quedó el Ejecutivo en una posición muy difícil, sobre todo, luego del anuncio de DS, al que el resto de los partidos le hace el vacío, de su intención de votar con la Alianza de centroderecha.
Se rompió así, precisó el diario Aftonbladet, la práctica habitual de abstenerse cuando hay un gobierno en minoría.
Fue, de acuerdo a los comentarios incluidos en los reportes, el desenlace de una crisis iniciada justamente desde que el PS obtuviera su apretado triunfo dos meses antes, con lo cual quedó en una situación de precariedad.
Un parlamento fragmentado por la imposibilidad de lograr equilibrio en las visiones con el fin supremo de obtener el bien social común y una socialdemocracia que, según los especialistas, no termina de frenar la pérdida de credibilidad y el ascenso de la ultraderecha, dibujan un difuso porvenir para Suecia.
El trance político en Europa ya no perdona ni a las naciones con indicadores más elevados de desarrollo y exige un 2015 con estrategias que permitan interpretar con claridad una crisis cada día más profunda.
Para sorpresa de la opinión pública, que ya daba casi por seguras las elecciones anticipadas, el Gobierno sueco pudo solventar la mayor crisis política del país en décadas al anunciar un acuerdo con la oposición para anular la capacidad de desestabilización de la ultraderecha y evitar los comicios.
Así lo reseño la edición digital del diario Aftonbladet el 27 de diciembre y con ello, añadió, la coalición formada por los socialdemócratas, de Lofven, y los Verdes, quienes gobiernan en minoría, permanecerán en el poder.
Aunque por el momento se cataliza la tensa situación del mapa político en esta nación escandinava, de acuerdo con los especialistas y los reportes difundidos, aún se pueden esperar en las próximas horas reacciones contrarias al anuncio del Primer Ministro por parte de DS.
Si la socialdemocracia no llega para quedar, ¿hacia dónde va Suecia?
Por Richard Ruíz Julién