Ruy Pérez Tamayo, entre Lázaro Cárdenas y Vicente Fox

Pérez Tamayo aseguró que siempre ha tenido una memoria privilegiada y cuando era estudiante le gustaba leer de historia

Ruy Pérez Tamayo nació en Tampico, México en 1924 es médico patólogo e inmunólogo, investigador, divulgador de la ciencia y académico. En 1974 ganó el Premio Nacional de la Ciencia y Artes. También forma parte de la Academia Mexicana de la Ciencia y El Colegio Nacional. Autor de libros entre los que resaltan Ciencia, paciencia y conciencia, Historia general de la ciencia en México en el siglo XX y Diez razones para ser científico.

En entrevista para el periódico Milenio dijo que la mejor etapa en México que le ha tocado vivir es la de Lázaro Cárdenas, ya que existía ese sentimiento de pertenecer a un país que despertaba y salía adelante. Sin embargo, el peor momento ha sido el sexenio pasado por los intolerables niveles de violencia.

“La crisis que vivimos hoy es un reflejo del fracaso de nuestro sistema educativo. La solución a los problemas que enfrentamos no es el ejército, sino educar a los ciudadanos, cosas que dejamos de hacer”, atajó el investigador.

El científico de 90 años de edad expresó que la vejez humana es la pérdida progresiva de las capacidades funcionales. A la evolución lo que le interesa es la conservación de las especies no de los individuos, por eso perdemos eficiencia. Además mencionó que la vejez mental se empieza a notar cuando se pierde la memoria inmediata.

Pérez Tamayo aseguró que siempre ha tenido una memoria privilegiada y cuando era estudiante le gustaba leer de historia.

Antes de que muriera la esposa del académico, él aseguró que veía juegos internacionales de tenis, pero tras su muerte perdió el interés por ver la televisión y al poco tiempo regaló la TV a su nieta. Tampoco escucha la radio.

“Mi padre no nos dejó estudiar música, quería que estudiara medicina. Aprendí a tocar piano, mi hermano mayor llegó a tocar muy bien la guitarra y el menos también fue un gran músico aficionado. Curiosamente, todos nos hicimos médicos, solo practicamos como aficionados”, indicó.

Para el médico un libro es un tesoro y no cree que sean sustituidos por la tecnología. En su laboratorio tiene una amplia colección de volúmenes técnicos y explicó que en su casa conserva textos de historia, literatura entre otros.

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