Rusia-OTAN: Fronteras más calientes que en tiempos de Guerra Fría (I)

Por Jorge Petinaud Martínez

Moscú (PL) La presencia permanente de fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en países fronterizos con Rusia constituyen una amenaza para el Kremlin, la que no existió ni en los peores tiempos de la llamada Guerra Fría.
El golpe de estado del 22 de febrero de 2014 en Ucrania y la vertical oposición de Moscú sirvió de pretexto al bloque occidental para desplegar miles de efectivos y poderosos medios navales y aéreos en las repúblicas exsoviéticas de Estonia, Letonia y Lituania, en el Báltico.
La nueva amenaza contra la seguridad del gigante euroasiático se suma a los destacamentos emplazados en los últimos años en otros territorios cercanos que fueron parte del Tratado de Varsovia, como Polonia, Rumanía, Bulgaria y República Checa, más al sur.
En el este, la vecina Ucrania mediante un decreto firmado por su actual presidente, PetroPoroshenko, desechó la condición de país no alineado que asumió en 2010, y mediante una ley proclamó la decisión de iniciar el camino hacia el bloque noratlántico.
Ante esta nueva amenaza, la reacción de Rusia no se hizo esperar. El viceministro de Defensa Anatoli Antónov advirtió que la adhesión de Ucrania a la OTAN podrá provocar la ruptura total de relaciones entre Rusia y la alianza castrense occidental.
Al referirse a la derogación por Kiev de la condición de país no alineado con la aprobación de un proyecto de ley propuesto por el presidente Poroshenko, el vicetitular aclaró que por ahora esa decisión no amenaza a la seguridad rusa.
Citado por el portal multimedia Sputnik, Antónov explicó que por el momento la decisión es política, pero afirmó que si la incorporación al bloque llega a producirse, ese paso adquirirá carácter militar y entonces supondrá la ruptura completa con la Alianza.

TRAS EL GOLPE DE ESTADO EN UCRANIA

La ruptura constitucional en Kiev llevó a la república autónoma de Crimea y a la ciudad de Sebastópol, sede de la Flota de Rusia en el Mar Negro, a realizar un referendo el 16 de marzo, en el cual el 96,77 por ciento de los votantes (83 por ciento de todo el padrón) respaldaron la reunificación con el estado eurasiático.
Crimea fue parte de Rusia entre 1783 y 1954, cuando por decisión del Partido Comunista de la Unión Soviética fue colocada bajo la jurisdicción de la República Socialista Soviética de Ucrania.
El respaldo de Moscú a la decisión de los crimeos provocó un mayor deterioro de los nexos entre Moscú y la OTAN, ya afectados por la creciente presencia de fuerzas y medios bélicos de Washington en Europa del Este.
Infructuosamente, Moscú ha exigido desde 2007 garantías jurídicas de cumplimiento obligatorio de que el sistema de defensa antimisiles (DAM) del Pentágono en el llamado Viejo Continente no apunta contra el sistema de disuasión nuclear del Kremlin.
Hasta el momento, solo ha recibido vanas promesas verbales.
En este contexto, el viceministro de Defensa Yuri Borisov reiteró que Rusia avanza en trabajos de investigación y desarrollo para poner en disposición combativa una respuesta al programa estratégico estadounidense denominado Rápido Ataque Global (PGS, en inglés).
Borisov sostuvo en entrevista a la radio rusa que esas tareas transcurren en el contexto de las amenazas potenciales asociadas a las labores del PGS con el empleo de tecnologías hipersónicas por parte del Pentágono.
Fuentes militares rusas confirmaron que desarrollan un misil pesado hipersónico al que denominan Zircon, del cual solo se conoce que está diseñado para ser instalado en submarinos multifuncionales y buques de superficie.
Jerarcas del sistema defensivo ruso mencionan este cohete pesado como un arma única de la que no dispone Washington, pero mantienen en secreto su velocidad y otras características.
Los trabajos de creación de este nuevo proyectil pesado se desarrollan en estricta conformidad con el plan establecido, mientras continúa el suministro activo de cohetes estratégicos basados en plataformas terrestres del tipo Yars y los emplazados en submarinos, que se pueden disparar sin detener la navegación, nombrados Bulava.
El proyecto estadounidense PGS tiene como objetivo crear un sistema de armas ofensivas capaz de atacar a cualquier punto de la Tierra en un margen de 30 minutos después de la toma de esa decisión.
Los especialistas rusos señalan que este programa incluye la fabricación de cohetes balísticos intercontinentales modificados, cruceros hipersónicos y en general arsenales basados en nuevos principios físicos.
Durante 2014, de manera reiterada Rusia ensayó exitosamente diversos tipos de misiles intercontinentales de emplazamiento terrestre y naval, que batieron objetivos a cerca de 10 mil metros, y dio muestras del poderío de su aviación estratégica de alcance remoto.
Igualmente, mantuvo la práctica de la realización de maniobras con distintas agrupaciones de tropas de manera casi permanente y convocadas por sorpresa.
El presidente Vladimir Putin reiteró que los efectivos estratégicos nucleares seguirán teniendo respaldo prioritario en el futuro para ser capaces de superar cualquier sistema de defensa antimisiles, tanto actual como perspectivo.
En consonancia con esta indicación, el ministro de Finanzas de Rusia, Antón Siluanov, presentó en el Senado un anteproyecto de presupuesto que para 2014 y el bienio 2015-2016 previó incrementar los gastos de defensa en más del 18 por ciento.
Para 2014, el acápite defensivo comprendió un gasto en rublos equivalente a 40 mil 113 millones de dólares, 18,4 puntos porcentuales más que en 2013, según un informe del Comité de Defensa de la Duma estatal (cámara baja parlamentaria).
La propuesta para 2014 en materia de gastos de defensa representó el 17,8 por ciento respecto a todo el presupuesto, y pese a las dificultades económicas del país debe crecer a 19,7 puntos porcentuales en 2015 y llegar hasta 20,6 puntos sobre 100 en 2016, se informó.
Para preservar la paridad disuasoria nuclear con Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, Moscú destinará un incremento del 58 por ciento en el trienio.
Esta escalada se corresponde con el programa esbozado por el presidente Putin en la Reunión Internacional de Seguridad de Munich, en 2007, donde advirtió que Rusia iniciaría un rearme ante la expansión de la OTAN hacia las proximidades de sus fronteras.
Alertó entonces el mandatario contra el peligro que Rusia veía en el sistema de defensa antimisiles de Estados Unidos en Europa, y advirtió que si no recibía garantías jurídicas de cumplimiento obligatorio de que no apuntaba contra Moscú daría una respuesta adecuada.
La ausencia de esa respuesta y la continuidad de la expansión de las fuerzas de la OTAN hacia el este europeo estimularon el diseño de un plan de modernización de las Fuerzas Armadas hasta 2020.
Como parte de ese programa, Rusia ya igualó a Estados Unidos en la creación de armamento hipersónico, según aseguró en entrevista televisada el viceprimer ministro Dmitri Rogozin, supervisor gubernamental de la industria nacional de defensa.
El incremento de las amenazas noratlánticas en el Mar Negro y el Báltico, y la presencia en Ucrania como presidente de Pioter Poroshenko, quien insiste en establecer una nueva alianza castrense con Estados Unidos y la OTAN, evidencian el camino que se le impone al Kremlin.

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