Bolivia dice hasta pronto al Rally Dakar

Por Por Yolaidy Martínez

La Paz (PL).- Los amantes del deporte extremo en Bolivia vivieron durante tres días, y por segunda vez en la historia, la emoción y euforia que genera la competencia más peligrosa del mundo: el Rally Dakar.
Entre el 10 y 12 de enero, la carrera pisó el país andino con la séptima y octava etapas para autos, motos y cuadriciclos, que llegaron y se fueron en una maratón de 321 kilómetros entre las localidades de Pisiga (Oruro) y Uyuni (Potosí).
El recorrido especial implicó para los pilotos un viaje sin asistencia técnica ni logística y en el cual debieron valerse por sí mismos.
La entrada a Bolivia arrancó en la localidad fronteriza de Pisiga -ubicada sobre más de cuatro mil metros de altura sobre el nivel del mar- y después contempló un tenue descenso hacia los poblados andino-altiplánicos de Opoqueri, Belén de Andamarca, San Martin, Salinas de Garci Mendoza y Huari, en el departamento de Oruro.
Posteriormente, las máquinas subieron otra vez para llegar a Uyuni, en el departamento de Potosí, Los primeros en cruzar la meta boliviana en la etapa siete del Dakar fueron el argentino Orlando Terranova (escudería Mini) en los autos con crono de 03:31:18 horas, y el portugués Paulo Gonçalves (Honda) en motos tras marcar 03:06:00.
Asimismo, el paraguayo Nelson Sanabria (Yamaha) triunfó en quads con tiempo de 05:22:12.
Lamentablemente, los vehículos del argentino Juan Manuel Silva y del equipo norteamericano El Martillo Racing no pudieron completar la ruta porque se volcaron y se estrellaron poco antes de llegar al final.
Por fortuna ninguno de esos dos accidentes dejó muertos ni heridos de gravedad.

APOYO GUBERNAMENTAL

Como un hecho inédito en la historia del rally internacional, la octava fase de esas tres categorías incluyó el paso por el famoso Salar de Uyuni, el desierto de sal más grande del mundo con 10 mil kilómetros cuadrados de extensión y considerado el principal atractivo natural de Bolivia.
El presidente Evo Morales fue el encargado de dar la largada a las motos y quads antes de atravesar el suelo duro del llamado Espejo del Cielo en su viaje de regreso a Iquique, norte de Chile.
Bolivia recibió y despidió el Dakar en medio de una fiesta donde se mostró lo mejor de su cultura, la danza y la gastronomía, pero sobre todo donde primó el calor humano y la hospitalidad del pueblo con los deportistas.
Qué país Bolivia, la amabilidad de sus habitantes cae como un bálsamo ahora que vemos lo que pasa en Francia, comentó el piloto francés Christian Lavieille, mientras el catarí Nasser Al-Attiyah aseguró que el recibimiento y la pasión de este público lo conquistó.
El Estado desplegó un amplio dispositivo de seguridad por vía aérea y terrestre, unidades móviles de salud y los servicios necesarios para garantizar la estancia de los competidores y de al menos 520 mil turistas nacionales y extranjeros que viajaron a las zonas Dakar.

DE VUELTA PARA 2016

Tanto el mandatario Morales como el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, anticiparon que se harán las gestiones para que la carrera regrese al país en 2016.
El gran deseo que tenemos es que el próximo año sea cuatro o cinco días en tres o cuatro departamentos. El pueblo boliviano se ganó el Dakar con su presencia, con su amistad, con la hospitalidad. Veremos cómo continuar (…) el próximo año, dijo el jefe de Estado.
Por su parte el ministro Quintana prometió agotar todos los esfuerzos para que la población «disfrute de esa aventura maravillosa».
Pero precisó que esa tarea implica también optimizar la atención y los servicios del sector turístico pues el evento deportivo permitió lanzar al mundo imágenes del Salar de Uyuni y seguramente ahora atraerá más visitantes extranjeros.
Bolivia pagó tres millones de dólares a la Amaury Sport Organisation por la franquicia del Dakar e invirtió más de dos millones de dólares en la promoción y preparación de infraestructura hotelera y otros servicios que usaron los espectadores.

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