(N22) Este jueves 15 de enero, durante el vuelo que lo llevaba desde Sri Lanka a Filipinas, el Papa intervino sobre el asunto de la libertad de expresión tras el atentado contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo. Reafirmó que la libertad de expresión es un «derecho humano fundamental», pero también tiene límites: no ofender. Ante la pregunta de unos periodistas francófonos recordó que según él está prohibido provocar e insultar a la fe de los demás.
La semana pasada condenó el atentado dos veces. Este jueves reiteró que «matar en nombre de Dios es una aberración». Aseguró que no es la manera correcta de reaccionar con la violencia. Sin embargo, coincidió con que esta respuesta sea dada ante ciertas provocaciones. Lo explicó a través de un ejemplo concreto. Citó al doctor Gasbarri, responsable de la organización de los viajes pontificios, que estaba en ese momento a su lado. Lo puso en la situación eventual en la que insultaría a su propia mamá y aseguró que podría hasta darle un “puñetazo”. La expresión suya “¡Es normal!» bastó para provocar risas de los 76 periodistas del vuelo papal.
El Papa evocó las palabras pronunciadas por su predecesor, Benedicto XVI , en el discurso de Ratisbona de septiembre de 2006, cuando habló de una «mentalidad post-positivista». Dijo que la burla de uno hacia otra religión es muy común pero eso puede provocar consecuencias negativas como lo que le podría pasar al doctor Gasbarri.
Recordó que los católicos igualmente cometieron en la historia ese mismo pecado. Invitó a acordarse de los acontecimientos que han sucedido en el pasado. Citó por ejemplo el evento llamado la Noche de San Bartolomé: el asesinato en masa de hugonotes, protestantes franceses, por parte de católicos, durante la guerra de religión de Francia del siglo XVI.