Tan transparentes como el lodo

Por Guillermo Robles Ramírez

En la actualidad en nuestro país tanto en el gobierno federal al igual que en el ámbito de las estatales y municipales, es muy frecuente hacer discursos sobre la transparencia, existiendo páginas en los portales de los tres niveles de gobierno en donde el acceso a la información para la rendición de cuentas, lista de proveedores, sueldos y salarios desde el puesto más bajo de su organigrama hasta el más alto del mismo.

No siendo suficiente con ello hacen del conocimiento público en eventos de gobierno en donde se reconoce aquella administración estatal o municipio que ha cumplido con todos los requisitos y calificado como los mejores en transparencia a nivel nacional.

Todos éstos reconocimientos entregados ante la sociedad carecen en el sentir del ciudadano como títulos o certificados sin ningún valor, pero sobre todo para muchos de ellos hasta sin un sustento de validez cuando detrás de bambalina se dan cuenta que sucede otra cosa. No existe crimen perfecto más que el que uno solo haga porque tarde o temprano siempre se sabe la verdad cuando algún involucrado no está conforme y la avaricia los empieza abrazar mientras quienes están enfermos de éste pecado capital se ciegan del poder queriendo siempre más.

Cualquiera buena intención de pretender transparentar los ingresos y egresos en las arcas de los tres niveles de gobierno, se esfuman cuando quien liderea nuestro país no puede evitar ser manchado de fango por muy blanca que esté su casa misma por el cual se le conoce actualmente “La Casa Blanca”.

Un inmueble no hecho bajo la mancha de sangre, pero sí construido con cargo la hambruna de los sectores más vulnerables del país y dejados al olvido pasando las campañas electorales de cualquier posición ya sea en la búsqueda de alguna diputación local, federal, gubernatura, municipal o estatal y hasta la misma presidencial. Una “Casa Blanca”, construida a base de la falta de empleo, una recesión y freno económico marcado como la peor en la historia de México.

No puede existir una transparencia honesta y legítima cuando se vive a costa del presupuesto de los contribuyentes y una nómina de gobierno lugar en donde nunca se sufre las consecuencias de una devaluación o lo que es peor de un freno económico y hacia el retroceso porque las únicas empresas que sobreviven son aquellas en donde están involucrados interés y partidas de funcionarios públicos.

Subestimado lo que alguna vez fue conocido como el cuarto poder, es decir, la prensa que cuando menos se pensó perdió su total poder sin poder clasificarlo en alguno por la misma posición de los funcionarios públicos sin importar el rango en estar en una actitud valemadrista y de cascos ligeros en un país en donde cada vez se fue repitiendo la famosa frase: “Aquí no pasa nada”

Desde la publicación de medios nacionales e internacionales sobre la dudosa procedencia de “La Casa Blanca” de Enrique Peña Nieto, poco a poco han empezado a salir publicaciones aisladas de gobernadores y hasta presidentes municipales que han querido imitar al Presidente de México hacer su propia casa blanca obviamente a menor escala pero indudablemente inmuebles que no se pueden justificar con su propio sueldo como funcionarios públicos.

Siempre se ha dicho que los números son fríos pero más verosímil aquellos evaluados en el extranjero en donde su percepción es más apegado a la realidad. Tal es el caso del organismo no gubernamental Transparency Internacional presente en más de 100 países creado con convenios internacionales contra la corrupción ha colocado a México en el rango número 103 de 174 país obteniendo una calificación de 35 como alto rango de corrupción en donde el parámetro de cero corrupción es llegar con un 100 como calificación.

Pero cómo percibir una transparencia total cuando al ejecutivo se le continua ventilando compras dudosas, si simplemente el día de ayer se publicó nuevamente otra compra de una casa semanas después de haber tomado el cargo como Gobernador del Estado de México a finales del 2005 en un club de golf en Ixtapan de la Sal en donde posteriormente el contratista ganó contratos por más de $100 millones de dólares entre 2005 y 2011 mientras Peña Nieto era gobernador, según documentos revisados por el periódico internacional The Wall Street Journal

También el mismo periódico afirma que desde que Peña Nieto se convirtió en presidente en 2012, la firma de los San Román ha ganado al menos 11 contratos federales, según documentos públicos, con negocios en varios estados de México. La empresa nunca había ganado un contrato directamente del gobierno federal antes de que Peña Nieto asumiera el poder.

La tecnología está tan avanzada, el mundo cibernético, las mismas redes sociales no solo exponen a los infieles sino también revelan las extravagancias de los funcionarios públicos. Muchas de las veces son los hijos de los mismos funcionarios quienes en su afán de vanidad ventilan la ropa sucia o inclusive los mimos culposos de la corrupción se balconean en una simple foto de selfie. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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