Por Masiel Fernández Bolaños
París, 7 feb (PL) Los días 7, 8 y 9 de enero de 2015, todavía hoy cercanos, serán largamente recordados por los ataques violentos ocurridos en Francia, pero principalmente, por las consecuencias, espontáneas o forzadas, que desencadenen.
Desde llamados a la paz y a la unidad, la defensa de la libertad de expresión hasta declaraciones de guerra y condenas por apologías de terrorismo, están entre las frases más socorridas durante el mes transcurrido desde los atentados.
El incremento de los incidentes, las detenciones y las condenas son algunas de las consecuencias más visibles de los acontecimientos.
Datos recientes precisan que se registraron unos de 200 incidentes en las escuelas en todo el país relacionados con el atentado contra el semanario Charlie Hebdo y al supermercado judío de París.
La mayoría ocurrieron durante los minutos de silencio en homenaje a las víctimas, pues decenas de estudiantes se negaron a respetarlos.
Unido a ello, varias personas fueron detenidas bajo sospechas de tener vínculos con los responsables de los ataques, sobre todo por proveerles de respaldo logístico.
Acorde con el Ministerio de Justicia, se registró un marcado aumento de las manifestaciones de apología del terrorismo, de los actos contra musulmanes, judíos o la policía.
El 28 de enero pasado el gobierno puso en línea un sitio web con el fin de actuar contra la amenaza terrorista que, a juicio del Ejecutivo, se encuentra en su nivel más alto.
El sitio se compone de cuatro grandes apartados: comprender la amenaza terrorista, la acción del Estado, descifrar la propaganda yihadista y la movilización conjunta de toda la sociedad.
El primer ministro Manuel Valls, anunció que la suma que destinará en tres años el gobierno para reforzar el combate contra ese mal ascenderá a 425 millones de euros de créditos suplementarios.
Estas medidas se unen a otras ya implementadas como el amplio despliegue de policías y militares en lugares que las autoridades consideran sensibles. El sistema nacional de alerta, Vigipirate, se mantiene en su máximo nivel en la llamada Ciudad Luz.
Analistas advierten sobre la posibilidad de que los atentados sean utilizados para intentar justificar determinadas acciones como la intervención en conflictos armados en el exterior.
También consideran hasta cierto punto contradictorias algunas de las medidas adoptadas por el gobierno (juicios, condenas) cuando desde el primer momento calificó los ataques de enero como un atentado a la libertad de prensa y de expresión.
Todo pareciera tratarse de un «nuevo capítulo» en la historia francesa, uno que muchos parecen estar muy interesados en protagonizar, cada cual a su manera y desde sus propios intereses, arguyendo a veces los discursos y los métodos más descabellados.
Sin embargo, más allá del desenlace que se vislumbra lejano, lo cierto es que los sucesos desencadenados el 7 de enero, durante bastante tiempo permearán, para bien o para mal, cuanto ocurra y se decida en y desde el escenario galo.