Buenos Aires, 9 feb (PL) Un nuevo peritaje, divulgado hoy aquí, sobre la forma en que se usó el arma que mató al fiscal Alberto Nisman, da indicios de presunto suicidio en un caso que ha desatado una fuerte controversia política en Argentina.
El servicio MinutoUno encabezó su nota con el titular «Un nuevo peritaje podría confirmar la hipótesis del suicidio de Nisman», pero no hay nada confirmado.
La bala que causó su muerte ingresó al cráneo a dos centímetros por encima de la oreja derecha y con trayectoria ligeramente ascendente de menos de 30 grados, según revelaciones de allegados a la fiscal Viviana Fein a cargo de investigar la causa.
Los medios reportaron que el disparo dejó en la piel el «tatuaje de pólvora», como se conoce a la huella por la combinación de la deflagración y el calor que desprende, y el proyectil no provocó orificio de salida, quedó dentro de la cabeza.
Pero las informaciones periodísticas citan a fuentes de la fiscalía de Fein sin que exista por el momento un informe oficial que avale el resultado de la nueva pericia.
El lugar donde quedó el orificio y el recorrido del proyectil son compatibles con una lesión autoinfligida y, según el análisis de los forenses, tiene entidad suficiente como para causar la muerte, dijeron las fuentes citadas por los medios.
Las fuentes señalan que el arma no estaba «abocada en la sien» (es decir, no estaba apoyada sino ligeramente más atrás) y, en la hipótesis del suicidio -señalan expertos- es determinante saber cómo tomó Nisman la empuñadura del arma, si lo hizo con la pistola de frente (en posición vertical) o de costado.