El vuelo de la Monarca

Por Orlando Oramas León*

México (PL) Las mariposas Monarca emigran por millones para escapar del helado invierno del sur de Canadá y el norte de Estados Unidos, rumbo a bosques mexicanos donde además se convierten en centro de atracción turística y sustento de las comunidades de la zona.
Un misterioso instinto o magnetismo las conduce por más de cuatro mil kilómetros para hibernar en los bosques de pino y oyamel que se levantan entre los estados de Michoacán y el estado de México.
La Monarca norteamericana es la única mariposa que realiza una travesía tan espectacular. Estos insectos deben partir cada otoño antes de que llegue el frío. Nacen en huevos, de los que eclosionan en forma de larva.
A continuación se comen la cáscara del huevo y después se alimentan de las plantas del algodoncillo sobre las que nacieron. Conforme engordan, las larvas se convierten en jugosas y coloridas orugas. Después crean una dura bolsa protectora que las rodea conforme entran en la fase de crisálida.
De allí emerge la mariposa, ya adulta, con sus alas bellamente coloreadas en negro, naranja y blanco. Tal combinación las hace fácil de identificar, pero también es un aviso a sus depredadores de que estos insectos son venenosos y saben fatal.
Solo las monarcas nacidas a finales de verano o principios de otoño realizan la migración, y harán un único viaje de ida y vuelta. Para cuando comience la travesía invernal del año siguiente, varias generaciones de verano habrán vivido y muerto, y serán los tataranietos de los migrantes del año pasado los que realicen el viaje.
Pero las nuevas generaciones conocen el camino por alguna razón desconocida. No solo siguen las mismas rutas que sus ancestros, en ocasiones hibernan en el mismo árbol mexicano.
El hábitat de hibernación de la Monarca en México es fundamental porque, además de generar una economía local y a través de los prestadores de servicios por medio del turismo, también son importantes sitios de almacenamiento de agua, señaló la directora de la Reserva de la Biósfera Mariposa Monarca, Gloria Tavera.
Esa área está estimada en 20 hectáreas, donde millones de estos insectos se distribuyen en varias colonias, incluso fuera de la reserva.
Su llegada es un halo de esperanza para los habitantes de las comunidades aledañas; entre los que se cuentan quienes trabajan como vigilantes en el Santuario de Sierra Chincua, donde se encargan de que los turistas respeten la majestad de las monarcas.
Los santuarios establecidos en Michoacán y el Estado de México, están abiertos al público desde el 22 de noviembre hasta el próximo 31 de marzo, y según los expertos y los propios turistas, ahora es el mejor momento para visitarlas, ya que el clima mejora y el sol hace que las mariposas se sacudan y se pueden observar en su máximo esplendor.
Tavera subraya que esta especie deviene indicador de cómo anda el equilibrio ecológico en los territorios por los que vuela. «Es una extensión enorme lo que ellas atraviesan y el hecho de que puedan permanecer o que haya muchas, significa que el estado de conservación de estos sitios por donde ellas pasan está bien o lo contrario».
No pocos científicos están preocupados por la población oriental Monarca, que pasa el verano al este de las Montañas Rocosas. Este grupo cada vez es más reducido y su supervivencia puede verse amenazada por diversos desastres naturales en sus hábitats invernales mexicanos, así como por la menor superficie de plantas del algodoncillo en su hogar estival.
El pasado año la especie sufrió una dramática caída con sólo 0.67 hectáreas de ocupación, y aunque esta vez llegaron atrasadas debido a los frentes fríos, los expertos auguran su recuperación, aunque no como en el pasado.
Durante la temporada 2014-2015, se han registrado 1,13 hectáreas de superficie de bosque ocupada por nueve colonias de mariposa Monarca (tres en Michoacán y seis en el Estado de México).
De acuerdo con el monitoreo realizado por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), esta superficie representa un incremento del 69 por ciento respecto a diciembre de 2013, pero continua siendo la segunda menor extensión ocupada por estas mariposas en los santuarios mexicanos desde 1993.
La colonia más grande ocupa 0,57 hectáreas, es decir el 50,4 por ciento del total de la población registrada para esta temporada y se ubicó en el ejido El Rosario, Santuario en la Sierra el Campanario, Michoacán.
Por tercera ocasión se estableció una colonia en la comunidad indígena de San Pablo Malacatepec, estado de México, mientras que se instaló de nuevo una colonia en Mil Cumbres, Michoacán, donde se les extrañaba desde la temporada 2010-2011.
MONARCAS EN PELIGRO

La reducción del hábitat reproductivo en los Estados Unidos debido a la diminución del algodoncillo por el uso de herbicidas y el cambio de uso del suelo; la deforestación y degradación forestal por la tala ilegal en los sitios de hibernación en México, así como las condiciones climáticas extremas en Canadá, Estados Unidos y México, conspiran contra este insecto.
La combinación de estas amenazas ha ocasionado la dramática disminución de la densidad de las que hibernan en México, que para la temporada 2013-2014 alcanzaron la menor superficie forestal ocupada por las colonias en las últimas dos décadas.
El uso de herbicidas en los cultivos de soya y maíz desde 1999 a 2010 en los Estados Unidos redujo en 58 por ciento la disponibilidad de algodoncillos, principal alimento de las larvas de la Monarca, y la reproducción de estas mariposas disminuyó 81 por ciento, lo que impactó con la disminución de su llegada a los bosques mexicanos.
Pero en sus sitios de hibernación en suelo azteca ha disminuido la deforestación y degradación de las áreas forestales, en un esfuerzo en el que participan autoridades y comunidades indígenas, entre otros actores.
Más al norte de la frontera, en el estado de Illinois, Estados Unidos, ambientalistas y funcionarios acordaron sembrar asclepiaso algodoncillo a lo largo de 460 kilómetros de carreteras, como parte de un plan para estimular su población.
La abogada del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales, Rebecca Riley, argumentó que Illinois debería hacer todo lo posible para salvar a las mariposas Monarca, el insecto bandera del estado.
Mientras tanto, en bosques de Michoacán y el estado de México, millones de Monarca despliegan sus alas multicolores, cual recordatorio de su heroico vuelo, pero también de su fragilidad.
vm/ool

*El autor es corresponsal de Prensa Latina en México

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