Naciones Unidas, (PL) En un escenario global marcado por las inequidades y la violencia de género, 130 millones de mujeres enfrentan un problema adicional, la mutilación genital femenina.
Esa práctica es calificada a nivel mundial como una forma de discriminación extrema, y Naciones Unidas estima que otros 86 millones de mujeres y niñas la sufrirán para 2030, principalmente en 29 países de África y Medio Oriente, aunque también presente en Norteamérica, Europa Occidental, América Latina y Oceanía.
Para algunos, se trata de una cuestión cultural, religiosa o hasta de estética, postura que la ONU rechaza de forma categórica, y en diciembre 2012, su Asamblea General estableció el 6 de febrero Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, una jornada de reflexión y debate.
Todos los procedimientos consistentes en alterar o dañar los órganos sexuales externos de las mujeres sin razones médicas deben reconocerse como una violación de los derechos humanos, advierte la organización.
En un mensaje por la tercera celebración de la fecha, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, llamó a un esfuerzo global para erradicar la ablación.
«Si todos nos movilizamos, será posible poner fin en esta generación a un problema que actualmente afecta a 130 millones de niñas y mujeres en los 29 países con datos disponibles», señaló
A propósito del tema, Prensa Latina conversó con víctimas, activistas y funcionarias enroladas en la campaña para ponerle fin a las mutilaciones.
LOS JOVENES PUEDEN SER LA RESPUESTA
La juventud representa la esperanza de poner fin en el planeta a la mutilación genital femenina, declaró Jaha Dukureh, una de las víctimas, convertida en activista contra el procedimiento.
Según dijo, para que eso sea realidad, los jóvenes, y en particular los hombres, deben recibir una educación dirigida a sembrar conciencia.
Necesitamos que ellos pidan a los parlamentos la ilegalización de las mutilaciones, movilicen a las sociedades y lleguen a las más remotas comunidades, precisó la joven nacida en Gambia y residente en Nueva York, quien en sus primeros días de vida sufrió la práctica.
«Yo no comprendí hasta los 15 años el impacto de lo que me hicieron, y a muchas les sucede lo mismo», advirtió.
Para Dukureh, aún tratándose de una cuestión cultural o religiosa, la mutilación tiene que quedar en el pasado.
Asimismo, aclaró que no solo en naciones en desarrollo se manifiesta el fenómeno.
En Estados Unidos, alrededor de medio millón de mujeres corren riesgo de sufrir la ablación. Un país que con tantos recursos pudiera hacer mucho más para prevenirla y frenarla, subrayó.
UNA CRUZADA INTEGRAL
Por su parte, la enfermera somalí Edna Adan Ismail afirmó que solo pueden lograrse buenos resultados si la respuesta a una práctica presente por siglos es integral.
No bastan las leyes, porque hay países donde constituye un procedimiento dominante, y no puedes perseguir y castigar a todos, por tanto, se trata de sensibilizar, educar e informar, opinó la profesional con 40 años de experiencia en la lucha contra la mutilación.
Ismail convocó a eliminar el analfabetismo, convencer a los padres y concienciar a los trabajadores de la salud, quienes comprenden mejor los peligros y el daño permanente representado por las ablaciones.
También la ONU considera a los médicos y enfermeros un sector clave para enfrentar el problema.
La organización mundial recuerda que entre las afectaciones sufridas por las féminas sobresalen los trastornos urinarios, menstruales y obstétricos, incluyendo hemorragias, infecciones y muerte, sin olvidar el trauma psicológico y otras dificultades emocionales permanentes.
LA CAMPAÑA EN CURSO
El Fondo de Población de Naciones Unidas y el Fondo para la Infancia pusieron en marcha una campaña contra el fenómeno, sin embargo, su alcance es limitado, al abarcar 17 estados.
La falta de recursos impide un programa más amplio, debemos incrementar las gestiones para movilizar un mayor financiamiento, señaló la coordinadora de la cruzada, Nafissatou Diop.
La experta destacó que la iniciativa busca sensibilizar a las personas, entre ellas a los profesionales de la salud, responsables en muchos casos de ejecutar la ablación.
Datos ofrecidos por la funcionaria reflejan que en algunos países, una de cada cinco mujeres afectadas fue intervenida por personal médico entrenado, mientras en otros la proporción puede llegar a tres de cada cuatro.
Según Diop, no se hace lo suficiente para erradicar la mutilación genital femenina, pese a los pasos dados por la ONU, y en particular la Asamblea General.
Necesitamos intensificar los esfuerzos para erradicar esta práctica de todos los rincones del planeta, sentenció.
*Corresponsal de Prensa Latina en Naciones Unidas