Roma, 23 feb (PL) El papa Francisco aceptó una invitación para visitar Ucrania, aunque hasta ahora no se dio a conocer ninguna fecha, según refirió hoy la web oficial de Radio Vaticano.
El citado medio reseñó unas declaraciones de Yuri Tandit, negociador ucraniano para la liberación de rehenes y prisioneros de guerra, quien aseguró que la invitación fue aceptada con total beneplácito por el Sumo Pontífice durante un encuentro en la Santa Sede.
Tandit aseguró, además, que fue el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, quien convidó al Santo Padre a visitar su país.
Recientemente, y por vez primera desde el estallido de los enfrentamientos en el este de Ucrania, ambos bandos declararon el inicio del alto el fuego en las regiones donde las fuerzas de Kiev llevan a cabo desde mediados de abril de 2014 una operación de castigo a gran escala contra las regiones rebeldes de Donetsk y Lugansk.
Por eso quiero felicitar a todos los ucranianos, pues lo más probable es que Francisco, quien reza por la paz en nuestra nación, esté con nosotros, puntualizó Tandit.
Comentarios difundidos en medios de comunicación plantean que la visita del Papa a Ucrania también está relacionada con la tensión existente en la actualidad entre la Iglesia ortodoxa rusa y la Iglesia Greco-Católica ucraniana y el papel mediador del jefe de Estado del Vaticano en ese sentido.
En unas declaraciones hace algunas semanas, el Patriarca de Moscú y de todas la Rusias, Kirill, agradeció a Francisco su «acercamiento equilibrado en relación con la crisis de Ucrania».
El religioso denunció que, desde las primeras protestas en Kiev, a fines de 2013, la Iglesia greco-católica presionó la caída de las autoridades al utilizar consignas nacionalistas y, a menudo, rusofóbicas.
Además, indicó que la cúpula religiosa hizo declaraciones extremadamente politizadas, las cuales no ayudaron a poner fin al conflicto civil.
En caso de que se consume el viaje apostólico a Ucrania, el obispo de Roma será el segundo pontífice en hacerlo, pues Juan Pablo II visitó en 2001 Kiev y Lvov, en el oeste del país, limítrofe con Polonia, donde se concentra la mayoría de católicos.
Según refiere Radio Vaticano, Juan Pablo fue el gran impulsor del resurgimiento de la Iglesia Greco-Católica de rito oriental o Uniata.
El acercamiento entre la Iglesia católica y la ortodoxa, después de siglos de mutuo distanciamiento, fue promovido durante el papado de Juan XXIII (1958-1963), quien fungió cerca de 20 años como Delgado Apostólico en Bulgaria, Turquía y Grecia.
Reportes de la prensa indican que las actuales relaciones entre la Santa Sede y la Ortodoxia alcanzan una dinámica positiva, sobre todo, en opinión de Kirill, gracias a la comprensión, tanto en fieles ortodoxos como católicos, de la necesidad de proteger valores cristianos, entre ellos, la crisis de la familia y el debilitamiento de los principios morales en la vida privada y en la social.