Bogotá, 23 feb (PL) El presidente colombiano Juan Manuel Santos consideró hoy como trascendental el apoyo de la comunidad internacional al proceso de paz, encaminado a poner fin al conflicto armado.
Al referirse a las muestras de respaldo a las negociaciones, el mandatario destacó la reciente designación de un enviado especial del gobierno de Estados Unidos para acompañar los esfuerzos pacificadores.
Esa decisión demuestra que Washington está realmente interesado en la solución de este problema, subrayó el jefe de Estado durante una comparecencia televisiva.
El presidente Barack Obama nombró el pasado viernes a Bernard Aronson como enviado de la Casa Blanca para colaborar con el país andino en la búsqueda de una salida negociada a la guerra, la cual dura más de medio siglo.
Representantes gubernamentales y de las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) dialogan en Cuba desde 2012 con el objetivo de poner fin a la confrontación interna, que perjudicó de forma directa a 6,8 millones de ciudadanos.
Santos resaltó igualmente la importancia de la visita a Bogotá del ministro de asuntos exteriores de Alemania Frank-Walter Steinmeier.
Su presencia aquí ratificó la voluntad de Berlín de secundar las negociaciones y contribuir con lo que sea preciso, añadió el jefe de Estado.
Tales manifestaciones de colaboración evidencian la legitimidad del proceso en momentos cuando las pláticas atraviesan por su etapa más compleja, dijo.
Ambas partes beligerantes reanudarán los ciclos de encuentros en La Habana el venidero 25 de febrero para continuar las discusiones de temas cruciales como la reparación a las víctimas de la conflagración y el término del período bélico, que incluye los puntos de dejación de las armas, desmovilización y reintegración a la sociedad de los guerrilleros.
En el transcurso de las conversaciones equipos del Ejecutivo y las FARC-EP deberán analizar la opción del cese el fuego bilateral.
Paralelamente la administración de Santos proyecta iniciar diálogos formales con el Ejército de Liberación Nacional, otro de los grupos insurgentes activos en el país.
La guerra provocó la muerte de al menos 230 mil colombianos, mientras más de cuatro millones resultaron desplazados de sus lugares de origen, según cifras oficiales.