París, 23 feb (PL) Si algo distingue hoy en el mundo a América Latina es su riqueza y diversidad natural y cultural, una fortaleza que justamente apreciada y potenciada resulta un tesoro de infinito valor.
Consciente y orgulloso de esa realidad, el intelectual argentino Miguel Ángel Estrella concibió en 1991 «La Voz de los sin Voz», el programa cultural del Mercado Común del Sur (Mercosur).
El proyecto tuvo sus raíces en la educación que me dieron mis padres del respeto por el más pobre y a no ser paternalista, sino hermano, enfatizó.
Se me ocurrió la idea de hermanar los pueblos, no con el mapa político, sino con el cultural. Hay regiones que juntan a nuestros pueblos, por ejemplo la andina que pisa Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, expresó Estrella en entrevista con Prensa Latina.
Entonces fui dividiéndolas con el objetivo de que se dijera de cada una de ellas los emergentes más notables, de gente campesina, indígena, de la negritud, pero originarios, explicó.
El también embajador de Argentina ante la Organización de las Naciones para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), enfatizó que desde el principio la idea fue elegir de cada una de esas regiones los exponentes más auténticos.
Resulta algo realmente histórico, pues gente que nunca había tenido voz, la tuvo, y fueron visibilizados a través de diferentes documentales y actividades realizadas como parte del programa. Se han juntado campesinos venezolanos con cantores brasileños, con payadores uruguayos y argentinos, ilustró.
Si bien es el programa cultural del Mercosur, apuntó, yo estoy peleando ya para que sea de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
Lo cierto es que tras varios años de trabajo, «La Voz de los Sin Voz» mantiene como objetivos promover y preservar las expresiones de música, rituales y danza que integran el patrimonio cultural de América Latina, con el propósito de fomentar el respeto a la diversidad y favorecer los procesos de integración social.
De esa forma, contribuye a incrementar la documentación ya existente, lo cual se materializa a través de medios gráficos, sonoros y audiovisuales.
A su vez, la detección de grupos de instrumentistas y bailarines no profesionales, permite la realización de presentaciones en vivo en las regiones culturales abordadas y en centros urbanos de ese continente.