París, 24 feb (PL) Los jefes de la diplomacia de Francia, Alemania, Rusia y Ucrania demandaron hoy el cumplimiento de la aplicación de los acuerdos alcanzados en Minsk para lograr una solución definitiva del conflicto ucraniano.
Tras un convenio logrado en la capital bielorrusa, el alto al fuego entró en vigor el 15 de febrero último en el territorio donde las fuerzas de Kiev llevan a cabo desde mediados de abril de 2014 una operación de castigo a gran escala contra las regiones rebeldes de Donetsk y Lugansk.
Sin embargo, desde entonces se han reportado varias violaciones de lo pactado en torno a una crisis conflicto que ya provocó la muerte de cerca de seis mil personas.
«Llamamos a la aplicación estricta de todas las disposiciones de los acuerdos de Minsk, empezando por un alto el fuego total y un retiro completo de las armas pesadas», según una declaración dada a conocer tras la cita de este martes en la capital francesa, en el denominado formato de Normandía.
También pidieron el refuerzo de la misión de observación de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y la extensión de su mandato con personal, equipo y financiamiento suplementarios.
La declaración solicita a las partes que aseguren a los observadores de la OSCE el pleno acceso a todas las zonas y la entrada sin restricciones de la ayuda humanitaria.
Ucrania sufre desde 2014 una crisis política devenida conflicto armado entre el Gobierno y rebeldes que declararon la independencia de Donetsk y Lugansk, región del Donbass, en rechazo al golpe de Estado de hace un año, las elecciones de mayo (consideradas un intento de legitimarlo), y la postura radical de las nuevas autoridades.
Occidente (Estados Unidos y la Unión Europea) respalda a Kiev y acusa a Rusia de suministrar armas a los insurgentes, mientras Moscú denuncia la intención de la OTAN de cercar sus fronteras con el dominio de la república exsoviética.
Con el pretexto de sancionar a Rusia por su posición en la crisis ucraniana, la UE le impuso sanciones unilaterales, incluidas contra las empresas, la banca y personalidades del estado euroasiático, que a su vez respondió con contramedidas.
Más 14 mil personas resultaron heridas y otros miles quedaron desplazadas en el sureste ucraniano desde abril de 2014, después de las operaciones de castigo lanzadas por el ejército y la Guardia Nacional, integrada en su mayoría por neofascistas, contra la población sublevada en Donetsk y Lugansk.