(Agencias) La captura de Servando Gómez “La Tuta”, el líder de los Caballeros Templarios, cártel michoacano surgido de “La Familia michoacana”, es un nuevo “golpe de efecto” del gobierno mexicano en su intento por reducir la lista de los capos más buscados, pero no se espera que la violencia o el narcotráfico disminuya con su detención, a decir de especialistas y ciudadanos.
El crimen organizado se reacomodará y el cártel golpeado se reagrupa o da origen a nuevos grupos, como ha ocurrido en anteriores ocasiones en las que México ha capturado o matado a un líder de la delincuencia, refirieron.
“Desmantelarlos era un paso necesario pero no acaba con el problema de la inseguridad”, dijo Alejandro Hope, un analista de seguridad, al respecto de Los Caballeros Templarios”.
“La siguiente fase es más complicada. Hay pequeños grupos, remanentes que extorsionarán, robarán y posiblemente fabricarán metanfetaminas”, comentó Hope.
“Es peligroso sugerir que los Caballeros Templarios están desmantelados”, explicó David Shirk, profesor asociado de Ciencias Políticas de la Universidad de San Diego.
“Puede que les lleve seis meses o un año pero este es un grupo de actores ilegales que ha conservado el poder. Sus raíces se remontan a los años 80 y 90. Tienen diferentes etapas, cambian los nombres, cambian los líderes pero el problema persiste”, precisó Shirk.
“Tengo que la impresión de la captura de ‘La Tuta’ es otra detención sin consecuencias judiciales”, señaló Edgardo Buscaglia, un experto en crimen organizado e investigador de la Universidad de Columbia.
El experto consideró que “lo único que se pretende es reordenar el mapa para alcanzar una especie de paz mafiosa al margen del sistema de justicia que mejore la imagen de la administración de Peña Nieto”.
“La detención no es ni buena ni mala, creo que sólo es un modo de distracción del PRI —el partido en el gobierno federal— en periodo electoral”, dijo Roberto Carlos Chávez, un joven de 20 años que vende hamburguesas en Morelia.
“Es una muy buena noticia pero no sé si resolverá los problemas de Michoacán”, comentó por su parte un taxista de esa ciudad, Jesús Osorio. “El crimen organizado seguirá”.
“La Tuta” fue capturado el viernes por la madrugada en Morelia, Michoacán, y era el líder del cártel de “Los Caballeros Templarios”, un grupo con inclinaciones seudo-religiosas que se escindió de “La Familia Michoacana”, el cual había logrado un “control absoluto” del estado, en palabras del secretario de Gobernación Miguel Angel Osorio Chong.
La irrupción de los grupos civiles de autodefensa, en 2014 y la intervención del gobierno federal en Michoacán en enero de 2014, debilitaron a la organización.
Capos detenidos o abatidos, sin consecuencias
En total, en los últimos seis años han sido arrestados o abatidos en México 10 líderes criminales, seis de ellos durante el mandato de Enrique Peña Nieto. De los considerados “máximos capos” sólo sigue libre Ismael “El Mayo” Zambada, del cártel de Sinaloa.
Sin embargo, las detenciones, aunque sean de líderes poderosos, parecen tener poco efecto en el tráfico de drogas. Las aprehensiones en la frontera entre México y Estados Unidos, una forma de estimar el tráfico, han fluctuado de las mil 220 toneladas de 2010 a las mil 410 de 2011 y las mil 40 de 2014, según cifras oficiales estadounidenses.
Estimaciones
Las estimaciones mundiales ubican que el comercio y tráfico de drogas da ganancias entre 400 y 500 mil millones de dólares al año.
En la cadena de negocios, dos son los grupos más beneficiados: la mafia de los países consumidores y los intermediarios legales que aportan ayuda indirecta a los narcotraficantes, como abogados, consejeros financieros, banqueros y empresas proveedoras.